Los rumores vuelan… Su nombre estaba en boca de todos. La gente se moría de curiosidad por saber qué estaba haciendo la señorita Elizabeth Harley en los muelles de la Compañía de las Indias Orientales. ¡Y con un atuendo tan extraño! Le había arrojado a su tío a la cara la generosidad que tuvo al regalarle aquella temporada en Londres pero la intención de Beth no había sido ensuciar su buen nombre. Lo único que quería era despedirse de un amigo. Andrew Melhurst acudió en su rescate cuando más lo necesitaba, pero, ¿debía considerar la posibilidad de casarse con él para salvar su reputación?
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