Guillem de Tous, joven catalán de buena familia, decide embarcarse en la Compañía Catalana como ayudante de campo de Ramon Muntaner. En su viaje conocerá a Roger de Flor, y también a Bernat de Rocafort, al emperador Andrónic e incluso a la emperatriz Irene, y será el cronista de la aventura almogávar por el Mediterráneo... En el año 1303 una fuerza de cinco mil mercenarios almogávares desembarcó en Constantinopla para ponerse al servicio del Imperio bizantino. Durante ocho años combatieron y derrotaron una y otra vez a los ejércitos de los grandes imperios y repúblicas habidas en Anatolia, Tracia, Macedonia y Tesalia.
Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la bandera con cuatro barras de Aragón y el grito de combate "Desperta Ferro". En campo abierto nunca fueron vencidos.
Considerados meros mercenariosávidos, de matar, violar y saquear, y tras el asesinato de Roger de Flor, arrasaron Grecia. Fue la famosa venganza catalana. Pero todos sus enemigos comprendieron demasiado tarde que su objetivo real no era el pillaje, sino conseguir un estado propio. Y lo consiguieron: su nombre fue Ducado de Atenas, y en la ciudad ondeó la bandera catalana... Fue, y aún es, Neopatria.
Entremezclando realidad y ficción con gran maestría, Ildefonso Arenas nos transporta al siglo XIV, al interior de una columna almogávar para, con ritmo ágil y prosa brillante, narrarnos lo que fue, sin duda, una de las grandes aventuras de la historia, unos hechos políticos y militares tan extraordinarios como inverosímiles.
Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la bandera con cuatro barras de Aragón y el grito de combate "Desperta Ferro". En campo abierto nunca fueron vencidos.
Considerados meros mercenariosávidos, de matar, violar y saquear, y tras el asesinato de Roger de Flor, arrasaron Grecia. Fue la famosa venganza catalana. Pero todos sus enemigos comprendieron demasiado tarde que su objetivo real no era el pillaje, sino conseguir un estado propio. Y lo consiguieron: su nombre fue Ducado de Atenas, y en la ciudad ondeó la bandera catalana... Fue, y aún es, Neopatria.
Entremezclando realidad y ficción con gran maestría, Ildefonso Arenas nos transporta al siglo XIV, al interior de una columna almogávar para, con ritmo ágil y prosa brillante, narrarnos lo que fue, sin duda, una de las grandes aventuras de la historia, unos hechos políticos y militares tan extraordinarios como inverosímiles.