Una guerra más de las que desgraciadamente han barrido nuestra Patria. A los hechos sangrientos se unieron el tifus y el cólera, enfermedad, nacida en Asia y que se fue extendiendo con mayor o menor velocidad, mayor o menor virulencia, por el resto del mundo. Guerra de llanto, muerte, desolación y luto, donde ambos contendientes lucharon por intentar conseguir la victoria, haciendo uso del terror, si era necesario. Es una historia desgarradora y triste, pero es nuestra historia. Al lado de hombres valientes y honrados pululaban los cobardes, ladrones y asesinos. También es historia: la historia de la humanidad. Carlistas contra isabelinos. Isabelinos contra carlistas. Españoles contra españoles. Crueldad frente a crueldad. Lo contaron los que pudieron sobrevivir. Asombrosamente no encontraron la muerte entre tanta desolación, tanta enfermedad y tanta sangre derramada. Una vez más se confirma: El hombre es un lobo para el hombre; su único depredador. Vamos a contarlo a nuestra manera, sin olvidar al sufrido pueblo llano, ni a los personajes responsables de tal debacle, ni a la realidad histórica.
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