Es 1936 – Se lanza a la venta Lo que el viento se llevó, primer libro de la autora Margaret Mitchell y se convierte en un éxito internacional. De repente todo el país está obsesionado con responder una sola pregunta: ¿quién ganará el rol de Scarlett O’Hara?
Verano de 1936: Lo que el viento se llevó, la primera novela de Margaret Mitchell, ha cautivado al mundo. Todos saben que las películas sobre la Guerra Civil no ganan dinero, pero el productor renegado David O. Selznick adquirió los derechos de la película y de repente en Estados Unidos solamente hay una pregunta: ¿quién será Scarlett O’Hara?
Cuando Gwendolyn Brick pone la manos en el libro, las nubes se abren y los ángeles cantan el coro del Aleluya. Solamente una belleza sureña puede ser Scarlett—¿y acaso su mamá no la crió con historias de la marcha de Sherman y los malditos yanquis? Después de vender cigarrillos en el Cocoanut Grove, Gwendolyn encuentra un nuevo llamado: representar a Scarlett. Pero no es la única chica en la ciudad con un acento muy sureño. Va a tener que destacar más que una falda en una parrillada de Twelve Oaks para conseguir ese papel.
Marcus Adler es el chico mimado de Cosmopolitan Pictures, el estudio William Randolph Hearst inició para su amante, Marion Davies. Cuando el guion de Marcus se convierte en el primer éxito de Davies, lo invitan a pasar el fin de semana en el Castillo Hearst. El chico al que botaron de Pennsylvania se codea con Myrna Loy, Winston Churchill y Katharine Hepburn—pero cuando el viaje se vuelve un fracaso, empieza a hundirse rápidamente. Necesita una nueva historia, de verdad grande y muy rápido. Así que cuando F. Scott Fitzgerald se muda el Garden of Allah con un contrato de mil dólares a la semana con MGM pero sin idea de cómo escribir un guion, Marcus dice: “Encantado de conocerlo. Tenemos que hablar”.
Cuando Selznick le píde a George Cukor que dirija Lo que el viento se llevó, es l
Verano de 1936: Lo que el viento se llevó, la primera novela de Margaret Mitchell, ha cautivado al mundo. Todos saben que las películas sobre la Guerra Civil no ganan dinero, pero el productor renegado David O. Selznick adquirió los derechos de la película y de repente en Estados Unidos solamente hay una pregunta: ¿quién será Scarlett O’Hara?
Cuando Gwendolyn Brick pone la manos en el libro, las nubes se abren y los ángeles cantan el coro del Aleluya. Solamente una belleza sureña puede ser Scarlett—¿y acaso su mamá no la crió con historias de la marcha de Sherman y los malditos yanquis? Después de vender cigarrillos en el Cocoanut Grove, Gwendolyn encuentra un nuevo llamado: representar a Scarlett. Pero no es la única chica en la ciudad con un acento muy sureño. Va a tener que destacar más que una falda en una parrillada de Twelve Oaks para conseguir ese papel.
Marcus Adler es el chico mimado de Cosmopolitan Pictures, el estudio William Randolph Hearst inició para su amante, Marion Davies. Cuando el guion de Marcus se convierte en el primer éxito de Davies, lo invitan a pasar el fin de semana en el Castillo Hearst. El chico al que botaron de Pennsylvania se codea con Myrna Loy, Winston Churchill y Katharine Hepburn—pero cuando el viaje se vuelve un fracaso, empieza a hundirse rápidamente. Necesita una nueva historia, de verdad grande y muy rápido. Así que cuando F. Scott Fitzgerald se muda el Garden of Allah con un contrato de mil dólares a la semana con MGM pero sin idea de cómo escribir un guion, Marcus dice: “Encantado de conocerlo. Tenemos que hablar”.
Cuando Selznick le píde a George Cukor que dirija Lo que el viento se llevó, es l