-¡Cuando vayas al monte con tus amigos! No te olvides de fijarte si podes atrapar. ¡El pájaro que te pedí!- siempre decía mi hermano mayor cada vez que me veía con la honda en la mano y juntando piedras de agua, como lo llamábamos nosotros a las que juntábamos del arroyo que pasaba por detrás de mi casa. Eran redonditas con el peso exacto para tirar con la honda. Como era chico, nunca le presté atención porque tenía tanto interés en esa ave. Sólo nos importaban las monedas que nos daría en el caso de que atrapáramos uno. Debo reconocer, las infinidades de veces que junto con mis amigos de la infancia recorrimos los montes que rodeaba nuestra ciudad, corriendo detrás del tan anhelado pájaro, que si había uno difícil de atrapar. “Era ese”
Con la edad de doce años buscamos otros horizontes para distraernos, así empezamos a frecuentar las plazas de la ciudad con la idea de llamar la atención de las chicas que andaban por allí. Fue así que una tarde pasé por frente de un kiosco y vi un cartel que decía. “Se vende plumas de Caburé” y me llamó la atención el dibujo del ave que figuraba en el folleto. Era el mismo que muchas veces nos hizo correr por el monte salteando árboles y yuyos sin poder atraparlo. Cuando volví a mi casa le comente a mi hermano, éste se puso contento y me mandó a comprar una, como no tenía nada que hacer, fui sin reclamar. No entendía la emoción de mi hermano cuando regresé con la pluma, entonces no aguante la curiosidad y le pregunté.
-¿Para qué sirve? O ¿Qué función cumple?-
Él, quien crío a mis hermanos y a mí era como nuestro padre. Se sentó en una banqueta y me dijo.
-¡Prepara unos mates! Así tomamos, mientras te lo cuento-
Dos historias de amor, dos siglos distintos y una sola leyenda, que mezclado con personajes de ficción, complementan así una historia fascinante, el cual contiene un argumento atrayente. Amistad, amor, traición, odio, poder y muerte, comenzando en el siglo diecinueve y finalizando en el siglo actual, que atrapará al lector hasta la última página.
Con la edad de doce años buscamos otros horizontes para distraernos, así empezamos a frecuentar las plazas de la ciudad con la idea de llamar la atención de las chicas que andaban por allí. Fue así que una tarde pasé por frente de un kiosco y vi un cartel que decía. “Se vende plumas de Caburé” y me llamó la atención el dibujo del ave que figuraba en el folleto. Era el mismo que muchas veces nos hizo correr por el monte salteando árboles y yuyos sin poder atraparlo. Cuando volví a mi casa le comente a mi hermano, éste se puso contento y me mandó a comprar una, como no tenía nada que hacer, fui sin reclamar. No entendía la emoción de mi hermano cuando regresé con la pluma, entonces no aguante la curiosidad y le pregunté.
-¿Para qué sirve? O ¿Qué función cumple?-
Él, quien crío a mis hermanos y a mí era como nuestro padre. Se sentó en una banqueta y me dijo.
-¡Prepara unos mates! Así tomamos, mientras te lo cuento-
Dos historias de amor, dos siglos distintos y una sola leyenda, que mezclado con personajes de ficción, complementan así una historia fascinante, el cual contiene un argumento atrayente. Amistad, amor, traición, odio, poder y muerte, comenzando en el siglo diecinueve y finalizando en el siglo actual, que atrapará al lector hasta la última página.