Varias son las iniciativas legislativas y reformas que en la actualidad se encuentran en tramitación y que afectan directa y notoriamente a la actividad de los Procuradores de los Tribunales.
¿Pero que le depara el futuro a la profesión?; difícil dar una respuesta ante la vorágine de reformas que se avecinan, pero quizás aquella pueda aclararse a la luz de la intención del legislador en anteproyectos como los de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Enjuiciamiento Civil o la Ley de Jurisdicción voluntaria.
El eterno debate que viene ya de lejos sobre la compatibilidad entre ambas profesiones ha tomado en las últimas fechas una especial relevancia con ocasión de las iniciativas puestas en marcha para la reforma de nuestro marco legal.
La confrontación en el debate, al margen de corporativismos e intereses creados, ha alcanzado distintos ámbitos en los que, con mayor o menor razón y con mayor o menor objetividad, se han ido posicionando los protagonistas, directos e indirectos, de esta vorágine reformista del actual ejecutivo.
Por su parte, más allá de la función de la representación, por todos conocida y en exceso infravalorada, la Procura ejerce una labor de asesoramiento que no siempre se ha puesto en su debido valor y no ha sido atendida ni entendida, en su justa medida, no sólo por el ciudadano y los abogados, sino incluso por el profesional y por nuestras propias instituciones.
¿Pero que le depara el futuro a la profesión?; difícil dar una respuesta ante la vorágine de reformas que se avecinan, pero quizás aquella pueda aclararse a la luz de la intención del legislador en anteproyectos como los de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Enjuiciamiento Civil o la Ley de Jurisdicción voluntaria.
El eterno debate que viene ya de lejos sobre la compatibilidad entre ambas profesiones ha tomado en las últimas fechas una especial relevancia con ocasión de las iniciativas puestas en marcha para la reforma de nuestro marco legal.
La confrontación en el debate, al margen de corporativismos e intereses creados, ha alcanzado distintos ámbitos en los que, con mayor o menor razón y con mayor o menor objetividad, se han ido posicionando los protagonistas, directos e indirectos, de esta vorágine reformista del actual ejecutivo.
Por su parte, más allá de la función de la representación, por todos conocida y en exceso infravalorada, la Procura ejerce una labor de asesoramiento que no siempre se ha puesto en su debido valor y no ha sido atendida ni entendida, en su justa medida, no sólo por el ciudadano y los abogados, sino incluso por el profesional y por nuestras propias instituciones.