HILL, SIGUIENDO A LENIN, RESUME EL PROBLEMA DE LA SIGUIENTE MANERA: EL TARDÍO DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN RUSIA A FINALES DEL SIGLO XIX CREÓ LAS CONDICIONES PARA UNA REVOLUCIÓN CONTRA EL ZARISMO.
La debilidad de un gobierno de grandes terratenientes fomentó el capital extranjero, que limitó el crecimiento de una poderosa burguesía local pero desarrolló a la par una clase obrera concentrada y nutrida de la ideología y las tradiciones de combate de Occidente. Por temor a una revolución incontrolable, las potencias extranjeras apoyaron al zarismo frente a la burguesía liberal en 1906, pero se lo negaron por las mismas razones en febrero de 1917, aliándose a sus enemigos. Sin embargo, esta nueva alianza llegó tarde: el movimiento obrero barrió con ambos antes que el gobierno liberal pudiera echar raíces.
La debilidad de un gobierno de grandes terratenientes fomentó el capital extranjero, que limitó el crecimiento de una poderosa burguesía local pero desarrolló a la par una clase obrera concentrada y nutrida de la ideología y las tradiciones de combate de Occidente. Por temor a una revolución incontrolable, las potencias extranjeras apoyaron al zarismo frente a la burguesía liberal en 1906, pero se lo negaron por las mismas razones en febrero de 1917, aliándose a sus enemigos. Sin embargo, esta nueva alianza llegó tarde: el movimiento obrero barrió con ambos antes que el gobierno liberal pudiera echar raíces.