Tercera entrega de la serie de aventuras y misterio protagonizada por la intrépida arqueóloga victoriana Sarah Kincaid.
Otoño de 1884. Una celda lúgubre. Dentro se encuentra un hombre inerte. ¿Estará muerto? Bajo su lengua hay una moneda: es el óbolo de Caronte, el precio que hay que pagar al barquero del reino de los muertos.
La joven arqueóloga Sarah Kincaid no sabe qué hacer, el destino parece haberse puesto en su contra. Primero la abatió la muerte de su padre en Egipto y ahora su prometido, Kamal, a quien se acusa de un antiguo crimen, sufre una extraña enfermedad que lo tiene a las puertas del infierno.
Pero aún hay una última oportunidad de salvarlo: la legendaria agua de la vida. Para encontrarla, Sarah deberá sortear los peligros que acechan en los callejones de Praga, donde dicen que habita el Golem, entre las torres de los monasterios de Meteora o en las orillas subterráneas del Estigia, el río griego de los muertos.
Reseña:
«Embarcarse en la lectura de la tercera novela de Sarah Kincaid, la aguerrida arqueóloga victoriana, es toda una aventura.»
Frankfurter Stadtkurier