La brecha científica y tecnológica entre los países desarrollados y subdesarrollados es cada vez mayor. La diferencia es tan grande que hay grandes grupos capitalistas cuyas inversiones en investigación son 15 veces mayores que la de varios países latinoamericanos sumados, incluyendo los más grandes. Y lo mismo sucede con el número de investigadores: los de Alemania son más que todos los de los países iberoamericanos en su conjunto.
Pero el problema del subdesarrollo no pasa sólo por tener menos o estar atrasados, sino por ausencia de coordinación, desinformación, imitación o uso de herramientas que fueron creadas para otros contextos.
En América Latina, a pesar de todo, ha sido muy abundante la teorización en ciencia y tecnología, en especial en las décadas del ´60 y ´70. Lo que pasa es que no hay objetivos claros y faltan preguntas clave, como ¿qué relación hay entre la política general y la ciencia y la tecnología?, ¿qué es politizable en ciencia y tecnología?, ¿cuáles deben ser los planes de largo plazo?, ¿cuál debe ser el papel del Estado?
A estos interrogantes intenta responder este breve texto, que se apoya en el análisis de Mario Albornoz en su trabajo "La ciencia y la tecnología como problema político".
Pero el problema del subdesarrollo no pasa sólo por tener menos o estar atrasados, sino por ausencia de coordinación, desinformación, imitación o uso de herramientas que fueron creadas para otros contextos.
En América Latina, a pesar de todo, ha sido muy abundante la teorización en ciencia y tecnología, en especial en las décadas del ´60 y ´70. Lo que pasa es que no hay objetivos claros y faltan preguntas clave, como ¿qué relación hay entre la política general y la ciencia y la tecnología?, ¿qué es politizable en ciencia y tecnología?, ¿cuáles deben ser los planes de largo plazo?, ¿cuál debe ser el papel del Estado?
A estos interrogantes intenta responder este breve texto, que se apoya en el análisis de Mario Albornoz en su trabajo "La ciencia y la tecnología como problema político".