Las crónicas de la época atribuyen la crisis a la excesiva solicitud de empréstitos, la mala inversión de los mismos o la corrupción del sistema. En qué medida estos factores incidieron en la crisis es difícil de responder, pero lo cierto es que el sistema consistía en una “calesita” donde los servicios de la deuda contraída con anterioridad se pagaban con los nuevos empréstitos obtenidos. Llegó el momento en que la carga sobre la economía fue excesiva. A esto se suma que el sistema bancario nacional y los bancos hipotecarios concedieron imprudentemente créditos. Apoyándose en un artículo de Aníbal Ford, la obra analiza las causas y consecuencias de la crisis.
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