Versalles, centro de poder y también del placer, del deseo y del libertinaje. Un acercamiento original y seductor a la historia erótica del palacio desde el reinado de Luis XIV hasta el declive y, finalmente, el abandono de este escenario con el Rey Sol.
A mediados del siglo XVII, Luis XIV muestra interés por Versalles, donde su padre tenía un modesto pabellón de caza; allí dará rienda suelta a sus primeros amores con la tímida Louise de La Vallière para después convertirlo, muy a pesar del ministro Colbert, en el sitio donde vivirá el desenfreno amoroso de su juventud: de la voluptuosa madame de Montespan a la ardiente madame de Maintenon, amantes o aventuras de una noche se sucederán en un irrefrenable torbellino, ya sea en las magníficas alcobas y salones del palacio o en sus espectaculares jardines.
El Versalles de Luis XV también rezuma belleza y majestad. Los Pequeños Apartamentos, con acogedoras alcobas y cortinas muy oportunas, serán el telón de fondo de múltiples escenas eróticas y amorosas. Madame de Pompadour se ocupará de seleccionar a las señoritas del Parque de los Ciervos para satisfacer al insaciable Luis XV.
Más tarde, el blando Luis XVI sufre para poder honrar a María Antonieta y, en vísperas de la Revolución, se aproxima el final de la «pequeña Sodoma» de libertinas costumbres. En octubre de 1789 las puertas del Palacio de Versalles saltarán hechas pedazos y la familia real se verá obligada a abandonarlo.
A mediados del siglo XVII, Luis XIV muestra interés por Versalles, donde su padre tenía un modesto pabellón de caza; allí dará rienda suelta a sus primeros amores con la tímida Louise de La Vallière para después convertirlo, muy a pesar del ministro Colbert, en el sitio donde vivirá el desenfreno amoroso de su juventud: de la voluptuosa madame de Montespan a la ardiente madame de Maintenon, amantes o aventuras de una noche se sucederán en un irrefrenable torbellino, ya sea en las magníficas alcobas y salones del palacio o en sus espectaculares jardines.
El Versalles de Luis XV también rezuma belleza y majestad. Los Pequeños Apartamentos, con acogedoras alcobas y cortinas muy oportunas, serán el telón de fondo de múltiples escenas eróticas y amorosas. Madame de Pompadour se ocupará de seleccionar a las señoritas del Parque de los Ciervos para satisfacer al insaciable Luis XV.
Más tarde, el blando Luis XVI sufre para poder honrar a María Antonieta y, en vísperas de la Revolución, se aproxima el final de la «pequeña Sodoma» de libertinas costumbres. En octubre de 1789 las puertas del Palacio de Versalles saltarán hechas pedazos y la familia real se verá obligada a abandonarlo.