La fuga de criminales nazis y fascistas europeos tras el fin de la
Segunda Guerra Mundial, famosa como "Red Odessa", que permitió la
llegada a Sudamericana de figuras como Adolf Eichmann, Eduard Roschmann,
Josef Mengele, Erik Priebke, Klaus Barbie y Gerhard Bohne, fue
originalmente avalada y ejecutada por Juan Domingo Perón a pedido del
Vaticano con un propósito prioritario: salvar a los ustashas, las
huestes ultracatólicas que en Croacia asesinaron a casi un millón de
personas entre 1941 y 1945.
Gracias a ese salvoconducto huyeron a la Argentina el dictador Ante
Pavelic y su plana mayor, quienes fueron celosamente protegidos por las
autoridades justicialistas, a las que sirvieron en funciones tan
discretas como cruciales.
En esta atrapante investigación con ritmo de thriller, Ignacio Montes de
Oca desnuda la complicidad entre el Vaticano y los servicios de
inteligencia occidentales que, valiéndose de Perón, preservaron con vida
a los ustashas para la inminente lucha contra el comunismo.
Sin embargo, una vez establecidos en el país, los criminales croatas se
concentraron en expatriar el tesoro robado a los judíos y organizar una
red terrorista cuyas ramificaciones llegarían hasta el gobierno de
Carlos Menem, cuando #cerrando un ominoso círculo de medio siglo#
traficaron toneladas de armas a Croacia.
Segunda Guerra Mundial, famosa como "Red Odessa", que permitió la
llegada a Sudamericana de figuras como Adolf Eichmann, Eduard Roschmann,
Josef Mengele, Erik Priebke, Klaus Barbie y Gerhard Bohne, fue
originalmente avalada y ejecutada por Juan Domingo Perón a pedido del
Vaticano con un propósito prioritario: salvar a los ustashas, las
huestes ultracatólicas que en Croacia asesinaron a casi un millón de
personas entre 1941 y 1945.
Gracias a ese salvoconducto huyeron a la Argentina el dictador Ante
Pavelic y su plana mayor, quienes fueron celosamente protegidos por las
autoridades justicialistas, a las que sirvieron en funciones tan
discretas como cruciales.
En esta atrapante investigación con ritmo de thriller, Ignacio Montes de
Oca desnuda la complicidad entre el Vaticano y los servicios de
inteligencia occidentales que, valiéndose de Perón, preservaron con vida
a los ustashas para la inminente lucha contra el comunismo.
Sin embargo, una vez establecidos en el país, los criminales croatas se
concentraron en expatriar el tesoro robado a los judíos y organizar una
red terrorista cuyas ramificaciones llegarían hasta el gobierno de
Carlos Menem, cuando #cerrando un ominoso círculo de medio siglo#
traficaron toneladas de armas a Croacia.