Drake, el marino que supuestamente conquistó los mares para su país, fue en realidad el mando responsable de dos de los mayores desastres navales ingleses de la época: la “Contra Armada” de 1589 y la expedición al Caribe de 1595, donde perdió la vida.
El presente estudio analiza el conflicto naval hispano-inglés de 1568-1604, poniendo de relieve que la visión tradicional sobre los personajes, hechos y resultados de esta larga guerra, primero larvada y luego abierta, es básicamente errónea. Drake, el marino que supuestamente conquistó los mares para su país, fue en realidad el mando responsable de dos de los mayores desastres navales ingleses de la época: la “Contra Armada” de 1589 y la expedición al Caribe de 1595, donde perdió la vida.
El frustrado intento de la Armada de 1588, lejos de ser una decisiva derrota española, fue la primera campaña regular de una guerra que aún duró cerca de 16 años, y que se saldó con una derrota inglesa, limitada pero clara, evidenciada por los términos del tratado de paz que puso fin a la guerra.
Y la derrota se repitió, agravada, una generación después, en 1625-1630, en los primeros y triunfales años del reinado de Felipe IV.
La posterior decadencia naval española, fruto principalmente de la enorme crisis interna del siglo XVII, tuvo otros responsables muy distintos: holandeses y franceses.
El presente estudio analiza el conflicto naval hispano-inglés de 1568-1604, poniendo de relieve que la visión tradicional sobre los personajes, hechos y resultados de esta larga guerra, primero larvada y luego abierta, es básicamente errónea. Drake, el marino que supuestamente conquistó los mares para su país, fue en realidad el mando responsable de dos de los mayores desastres navales ingleses de la época: la “Contra Armada” de 1589 y la expedición al Caribe de 1595, donde perdió la vida.
El frustrado intento de la Armada de 1588, lejos de ser una decisiva derrota española, fue la primera campaña regular de una guerra que aún duró cerca de 16 años, y que se saldó con una derrota inglesa, limitada pero clara, evidenciada por los términos del tratado de paz que puso fin a la guerra.
Y la derrota se repitió, agravada, una generación después, en 1625-1630, en los primeros y triunfales años del reinado de Felipe IV.
La posterior decadencia naval española, fruto principalmente de la enorme crisis interna del siglo XVII, tuvo otros responsables muy distintos: holandeses y franceses.