Existió, antiguamente, una alianza entre masones templarios y benedictinos que tenía un objetivo: un Imperio cristiano alrededor de Jerusalén.
La Revolución Francesa supone un punto de inflexión en la historia de Europa, en todos los órdenes, en lo que a la masonería se refiere, la Revolución y la Ilustración posterior corroboran la victoria de la facción agnóstica y republicana de la masonería, que ya se había apuntado con la creación de la Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra en 1717. Esta victoria hace olvidar que, originalmente, hubo una corriente masónica religiosa y monárquica, es más hubo una corriente masónica relacionada muy estrechamente con la Orden Benedictina, los Caballeros Templarios y Las Cruzadas. El otro Imperio cristiano pretende, desde el escrupuloso rigor histórico, mostrar esa relación, no muy estudiada en los libros sobre masonería, entre masones, templarios y benedictinos, y demostrar que Las Cruzadas nacen de un plan de la Orden de San Benito de Cluny para establecer un Nuevo Orden mundial, para lo que crearon una orden militar y demandaron la ayuda masónica para edificar el nuevo imperio.
Hace hincapié Eduardo R. Callaey en las múltiples pruebas que existen de las relaciones entre templarios, masones y benedictinos y muestra cómo, pese a ser patentes, estas relaciones se han obviado o silenciado a lo largo de la historia. Los benedictinos se asocian con los caballeros en la reconquista de Toledo, pero serán los de Cluny los que crearán el concepto de milites, órdenes de caballería asociadas a los monasterios, de ahí nacen los templarios, de hecho es un benedictino el que redacta la Regla de los Templarios. También los benedictinos organizarán las distintas logias masónicas de la época y legarán, tanto a masones como a templarios, la simbología del Templo de Salomón, que une a las tres órdenes. La masonería fue una organización cristiana hasta el S. XVIII, Las Cruzadas fueron alentadas por dos papas – Urbano II y Gregorio VII – salidos de Cluny, cuando terminaron Las Cruzadas, muchos templarios se refugiarán en Escocia donde seguirán conectados con los masones escoceses en los que subsisten las ideas benedictinas, los francmasones de Francia, apoyarán en todo momento a los escoceses. En el S. XVIII, cuando la Reforma amenaza la cristiandad surgen de nuevo benedictinos, masones y templarios para crear un Imperio cristiano transnacional, pero la condena del Vaticano, el temor de los reyes y la Revolución Francesa sumergen en el olvido la conexión entre la masonería y el cristianismo.
Razones para comprar la obra:
- El tema de los masones y los templarios interesa al público como muestran la cantidad de éxitos literarios que tratan sobre el tema.
- Aclara el origen del credo masónico y explica la tendencia religiosa y monárquica que tras la Revolución Francesa se olvida ya que la tendencia beneficiada de esta es la agnóstica-republicana.
- La línea de investigación es novedosa porque une a los masones con los templarios y a ambos, en un triángulo inédito, con la Orden de San Benito: los benedictinos.
- El autor, por su condición de masón, periodista e historiador, es experto en la francmasonería, el simbolismo y la historia de las religiones.
Unidos por el Templo de Salomón, benedictinos, masones y templarios, planearon la conquista de Jerusalén y la construcción de un nuevo Imperio cristiano cuyo centro fuera Jerusalén y no Roma, un Imperio transnacional conquistado a golpe de espada por los templarios y levantado, piedra a piedra, por los masones.