Salustio fue el primer historiador considerado clásico entre los romanos, y tuvo una influencia inmensa: sólo Cicerón es más citado que él entre los escritores latinos en prosa.
Este volumen contiene todo cuanto de su obra nos ha llegado: dos monografías, Conjuración de Catilina y Guerra de Jugurta, y fragmentos de su escrito principal, una historia de Roma que abarca de los años 78 al 67 a.C. Se dice de él que tuvo una juventud disipada, y en el 50 a.C. fue expulsado durante un año del Senado por motivos morales, aunque esta explicación podía servir para arreglar cuentas pendientes. Lo cierto es que Salustio se implicó en la política de su tiempo: estuvo en el bando de César (que impulsó su carrera política) y enfrentado al partido de Pompeyo, a la vieja aristocracia romana y al republicano Cicerón. En condición de pretor acompañó a César en la campaña de África que doblegó por completo a Pompeyo, y fue nombrado gobernador de la provincia de Numidia, cargo en el que cometió abusos y extorsiones de cuya responsabilidad sólo el apoyo de César logró eximirle. A su regreso a Roma se apartó de la política y se dedicó a cuidar y embellecer los jardines del Quirinal y a componer sus tratados históricos. Salustio exhibió en sus escritos un fuerte moralismo que muchos han considerado contradictorio con su trayectoria pública, nada impecable. Algunos críticos han optado por no creer las acusaciones que se vertieron sobre él y considerarlas simples improperios partidistas; otros las consideran irrelevantes para su tarea de historiador.
Se completa con dos apéndices apócrifos. Las Cartas a César fueron compuestas en alguna escuela de retórica que remedaba el estilo de Salustio, con un tono demasiado envarado para ser el auténtico de unas misivas. La Invectiva contra Salustio, atribuida falazmente a Cicerón, es una pieza de intención humorística que hay que considerar como simple ejercicio retórico escolar.
Este volumen contiene todo cuanto de su obra nos ha llegado: dos monografías, Conjuración de Catilina y Guerra de Jugurta, y fragmentos de su escrito principal, una historia de Roma que abarca de los años 78 al 67 a.C. Se dice de él que tuvo una juventud disipada, y en el 50 a.C. fue expulsado durante un año del Senado por motivos morales, aunque esta explicación podía servir para arreglar cuentas pendientes. Lo cierto es que Salustio se implicó en la política de su tiempo: estuvo en el bando de César (que impulsó su carrera política) y enfrentado al partido de Pompeyo, a la vieja aristocracia romana y al republicano Cicerón. En condición de pretor acompañó a César en la campaña de África que doblegó por completo a Pompeyo, y fue nombrado gobernador de la provincia de Numidia, cargo en el que cometió abusos y extorsiones de cuya responsabilidad sólo el apoyo de César logró eximirle. A su regreso a Roma se apartó de la política y se dedicó a cuidar y embellecer los jardines del Quirinal y a componer sus tratados históricos. Salustio exhibió en sus escritos un fuerte moralismo que muchos han considerado contradictorio con su trayectoria pública, nada impecable. Algunos críticos han optado por no creer las acusaciones que se vertieron sobre él y considerarlas simples improperios partidistas; otros las consideran irrelevantes para su tarea de historiador.
Se completa con dos apéndices apócrifos. Las Cartas a César fueron compuestas en alguna escuela de retórica que remedaba el estilo de Salustio, con un tono demasiado envarado para ser el auténtico de unas misivas. La Invectiva contra Salustio, atribuida falazmente a Cicerón, es una pieza de intención humorística que hay que considerar como simple ejercicio retórico escolar.