Estas páginas pretenden recalcar algo que parece olvidársenos a menudo: que España no está sola en el mundo y que debemos de dejar de observar y analizar a nuestro país como un patio cerrado por nuestras costas, si acaso con algunos trozos desperdigados en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Para entender nuestro presente eso es vital, y para ello es indispensable conocer nuestro pasado, incomprensible sin aceptar y valorar la enorme proyección española por todo el planeta y la inevitable corriente en sentido contrario, que tanto nos ha influido y en tantos aspectos.
Pretender lo contrario es condenarse a la mentalidad pueblerina, que tanto criticamos y ridiculizamos, y negar algo que es evidente en toda nuestra historia: con mucha frecuencia, lo mejor que hemos logrado los españoles lo hemos conseguido fuera de nuestro solar patrio... será que es una característica nuestra como pueblo.
Para entender nuestro presente eso es vital, y para ello es indispensable conocer nuestro pasado, incomprensible sin aceptar y valorar la enorme proyección española por todo el planeta y la inevitable corriente en sentido contrario, que tanto nos ha influido y en tantos aspectos.
Pretender lo contrario es condenarse a la mentalidad pueblerina, que tanto criticamos y ridiculizamos, y negar algo que es evidente en toda nuestra historia: con mucha frecuencia, lo mejor que hemos logrado los españoles lo hemos conseguido fuera de nuestro solar patrio... será que es una característica nuestra como pueblo.