Nadie sabe que le espera a la vuelta del camino, si bueno o malo o cuando le llegará su hora y si esta será corta o desmedidamente cruel.
La trama se desarrolla en el año 45 antes de Cristo y tiene lugar en diversas localizaciones todas ellas bajo el férreo dominio de la República de Roma. La plácida vida hasta ese momento de tres espléndidas mujeres se torna de improviso en una suerte de aventura realmente trepidante. Un cúmulo de abruptos acontecimientos uno detrás de otro en una cadencia demente y truculenta imposible de prever y por tanto de sortear. Tres mujeres, con sus virtudes y sus defectos, íntegras pese a sus muchas contradicciones internas, en honor a la verdad, vulnerables como cualquier ser humano, mas bellas por la inmensa nobleza que encierran en sus corazones que por lo agraciado de sus correspondientes físicos y que llegado el momento propicio se entregan por amor mas allá de la incondicionalidad, mucho mas allá de la razón y de la lógica. En todo caso, una excusa del Destino para tejer en torno a sus respectivos quehaceres, inherentes e indelegables, un entresijo de urdimbres a cual mas tenebrosa o denigrante. Los tejedores, un reguero de rufianes sin escrúpulos que no dudarán un solo instante en sacar provecho de ello a pesar del sufrimiento que pueda llevar aparejado el resultado de sus abominables procederes. Cualquier cosa por cruel o amoral con tal de conseguir sus macabros propósitos. La trata de blancas, la violación, el servilismo, o la violencia machista de entre una ristra interminable de ignominias, siempre eso si bajo la premisa inamovible de la justificación al amparo obsceno de lo que ellos consideran como el derecho natural, esto es; la supremacía del hombre sobre la mujer, del padre para con la hija o del marido para con la esposa. Todo vale en un mundo donde las integrantes del género femenino sin distinción son poco mas que meros objetos de trueque con el que mercadear para lucrarse y sacar provecho en todos los sentidos posibles por inimaginables que parezcan o injustos que resulten. A pesar del panorama desalentador en el que se ven imbuidas no sucumbirán, al punto de la capitulación sacarán fuerza de flaqueza para conseguir escapar de una vida que no pidieron ni quisieron. Se vieron de la noche a la mañana arrojadas al desdén a causa de su entrega categórica al sublime culto de Afrodita, y del mismo modo, será este sentimiento y no otro quien las podrá rescatar de esa negrura sin fin en las que se ven presas. Puesto que por encima de todo, solo el amor con mayúsculas terminará por hacerlas libres y nada ni nadie logrará impedirlo.
La trama se desarrolla en el año 45 antes de Cristo y tiene lugar en diversas localizaciones todas ellas bajo el férreo dominio de la República de Roma. La plácida vida hasta ese momento de tres espléndidas mujeres se torna de improviso en una suerte de aventura realmente trepidante. Un cúmulo de abruptos acontecimientos uno detrás de otro en una cadencia demente y truculenta imposible de prever y por tanto de sortear. Tres mujeres, con sus virtudes y sus defectos, íntegras pese a sus muchas contradicciones internas, en honor a la verdad, vulnerables como cualquier ser humano, mas bellas por la inmensa nobleza que encierran en sus corazones que por lo agraciado de sus correspondientes físicos y que llegado el momento propicio se entregan por amor mas allá de la incondicionalidad, mucho mas allá de la razón y de la lógica. En todo caso, una excusa del Destino para tejer en torno a sus respectivos quehaceres, inherentes e indelegables, un entresijo de urdimbres a cual mas tenebrosa o denigrante. Los tejedores, un reguero de rufianes sin escrúpulos que no dudarán un solo instante en sacar provecho de ello a pesar del sufrimiento que pueda llevar aparejado el resultado de sus abominables procederes. Cualquier cosa por cruel o amoral con tal de conseguir sus macabros propósitos. La trata de blancas, la violación, el servilismo, o la violencia machista de entre una ristra interminable de ignominias, siempre eso si bajo la premisa inamovible de la justificación al amparo obsceno de lo que ellos consideran como el derecho natural, esto es; la supremacía del hombre sobre la mujer, del padre para con la hija o del marido para con la esposa. Todo vale en un mundo donde las integrantes del género femenino sin distinción son poco mas que meros objetos de trueque con el que mercadear para lucrarse y sacar provecho en todos los sentidos posibles por inimaginables que parezcan o injustos que resulten. A pesar del panorama desalentador en el que se ven imbuidas no sucumbirán, al punto de la capitulación sacarán fuerza de flaqueza para conseguir escapar de una vida que no pidieron ni quisieron. Se vieron de la noche a la mañana arrojadas al desdén a causa de su entrega categórica al sublime culto de Afrodita, y del mismo modo, será este sentimiento y no otro quien las podrá rescatar de esa negrura sin fin en las que se ven presas. Puesto que por encima de todo, solo el amor con mayúsculas terminará por hacerlas libres y nada ni nadie logrará impedirlo.
