La Historia de los heterodoxos españoles es una obra de Marcelino Menéndez Pelayo publicada entre 1880 y 1882.
Enmarcada en las reflexiones sobre el ser de España típicas del siglo XIX, el libro trata sobre la relación entre catolicismo y la hispanidad. No intenta ser una obra de historia de las religiones, sino que el autor toma activamente una postura como católico. Ha sido considerada desde entonces una obra de referencia para ciertos sectores, a veces tachado de leyenda rosa para sectores tradicionalistas.
Comienza con la vida espiritual de España hasta el siglo XV, en lo que se separaba de las enseñanzas de la Iglesia. A continuación se refiere a la época del Renacimiento y analiza detalladamente el brote y extensión de las ideas protestantes en España, su represión por la Inquisición y la posterior persecución de los judaizantes y las hechicerías durante los siglos XVI y XVII.
Por último, se refiere a los afrancesados del siglo XVIII, su filosofía y política, y la penetración de la acción anticatólica en España; la influencia de la Revolución francesa y del liberalismo progresista, y se enfrenta con las doctrinas e ideas de sus contemporáneos, que él considera inadmisibles, reprochándoles aquello que él considera como actividades antiespañolas.
Enmarcada en las reflexiones sobre el ser de España típicas del siglo XIX, el libro trata sobre la relación entre catolicismo y la hispanidad. No intenta ser una obra de historia de las religiones, sino que el autor toma activamente una postura como católico. Ha sido considerada desde entonces una obra de referencia para ciertos sectores, a veces tachado de leyenda rosa para sectores tradicionalistas.
Comienza con la vida espiritual de España hasta el siglo XV, en lo que se separaba de las enseñanzas de la Iglesia. A continuación se refiere a la época del Renacimiento y analiza detalladamente el brote y extensión de las ideas protestantes en España, su represión por la Inquisición y la posterior persecución de los judaizantes y las hechicerías durante los siglos XVI y XVII.
Por último, se refiere a los afrancesados del siglo XVIII, su filosofía y política, y la penetración de la acción anticatólica en España; la influencia de la Revolución francesa y del liberalismo progresista, y se enfrenta con las doctrinas e ideas de sus contemporáneos, que él considera inadmisibles, reprochándoles aquello que él considera como actividades antiespañolas.