Las anécdotas, en general, nos dan una visión particular, única, personal y puntual sobre algún hecho o acción específica. Nos ayudan a enriquecer y complementar los análisis globales y complejos de las distintas campañas, batallas o combates.
Algunas anécdotas son tristes, como la del tamborcito; otras alegres, otras pícaras; otras nos llenan de emoción.
Pero en todas ellas se refleja el carácter del chileno: alegre, busquilla, ladino, feroz cuando la ocasión lo amerita y amigo de la fatalidad.
En síntesis, las anécdotas son un aporte esencial a los relatos históricos, complemento fundamental y relevante a la historiografía ya que todas son narraciones de primera fuente.
Algunas anécdotas son tristes, como la del tamborcito; otras alegres, otras pícaras; otras nos llenan de emoción.
Pero en todas ellas se refleja el carácter del chileno: alegre, busquilla, ladino, feroz cuando la ocasión lo amerita y amigo de la fatalidad.
En síntesis, las anécdotas son un aporte esencial a los relatos históricos, complemento fundamental y relevante a la historiografía ya que todas son narraciones de primera fuente.