La versión de nuestro predecesor el señor Lafuente, expositiva de la contrarrevolución que inició el célebre decreto fechado en Valencia el 4 de mayo de 1814, por el que Fernando VII abolió el código de Cádiz y proscribió a sus autores, da suficientemente a conocer la índole y pormenores de la feroz reacción que en un solo día de obcecación, de odio y de venganza, hizo descender a España de la consideración y del rango que en la estimación del mundo, y señaladamente en la de los gabinetes extranjeros, nos había colocado la gallardía del alzamiento nacional y el espectáculo de nuestra desesperada resistencia a las armas de Napoleón.
Aunque el principal objeto de nuestro estudio debe limitarse a narrar los hechos que constituyen la historia del reinado de aquella poco afortunada princesa (Isabel II), es tan íntima la conexión y enlace que existen entre la situación en que Fernando VII dejaba a España y la que para su viuda creaba la lucha abierta entre los partidarios de su hija y los de su cuñado, hechos que debían conducir a la elaboración y establecimiento del moderno derecho patrio, que no cabe abordar el reinado de la hija, sin darnos cuenta de qué manera el del padre había traído la nación al estado cuyas causas y efectos están todavía pesando sobre los destinos del nieto del monarca, cuyo fallecimiento acaecido en la tarde del 29 de septiembre de 1833 inaugura la época a cuya historia vamos a dar principio.
Aunque el principal objeto de nuestro estudio debe limitarse a narrar los hechos que constituyen la historia del reinado de aquella poco afortunada princesa (Isabel II), es tan íntima la conexión y enlace que existen entre la situación en que Fernando VII dejaba a España y la que para su viuda creaba la lucha abierta entre los partidarios de su hija y los de su cuñado, hechos que debían conducir a la elaboración y establecimiento del moderno derecho patrio, que no cabe abordar el reinado de la hija, sin darnos cuenta de qué manera el del padre había traído la nación al estado cuyas causas y efectos están todavía pesando sobre los destinos del nieto del monarca, cuyo fallecimiento acaecido en la tarde del 29 de septiembre de 1833 inaugura la época a cuya historia vamos a dar principio.