Aulo Hircio (también escrito Hirtio; en latín, Aulus Hirtius A. F.) (90-43 a. C.) fue un político, militar y escritor romano, amigo personal de Julio César, a quien acompañó durante la guerra de las Galias. En el 47 a. C., después de finalizar la guerra de Alejandría, Hirtio se reunió con César en Antioquía. Aparte de como militar y político, es también conocido por su faceta de escritor, especialmente al haber completado los escritos de Julio César sobre la guerra de las Galias y escrito su propia crónica que aquí presentamos: "La guerra de Alejandría".
En 47 a. C., César se dirigió a Egipto en busca de Pompeyo con apenas 4.000 soldados. Allí lo sorprendió la ofrenda de bienvenida que le presentó el primer ministro de Ptolomeo XIII, el eunuco Potino: el sello personal y la cabeza de Pompeyo. Egipto se encontraba en guerra civil, y los consejeros del Rey creyeron erróneamente que César estaría agradecido y apoyaría a Ptolomeo contra su hermana Cleopatra. Al saber de su suerte, César estalló en lágrimas, tanto por la muerte de un cónsul romano, su antiguo amigo y yerno, como por haber perdido la oportunidad de ofrecerle su perdón.Los romanos quedaron atrapados en Alejandría por unos vientos desfavorables, y César empezó a poner orden en los asuntos de Egipto, haciendo y deshaciendo a su antojo. Se instaló junto con sus tropas en el palacio real, un complejo de edificios fortificados que ocupaba casi una cuarta parte de la ciudad de Alejandría. Desde este bastión empezó a exigir exorbitantes cantidades de dinero, y anunció que dirimiría la guerra civil entre Ptolomeo y su hermana.
En 47 a. C., César se dirigió a Egipto en busca de Pompeyo con apenas 4.000 soldados. Allí lo sorprendió la ofrenda de bienvenida que le presentó el primer ministro de Ptolomeo XIII, el eunuco Potino: el sello personal y la cabeza de Pompeyo. Egipto se encontraba en guerra civil, y los consejeros del Rey creyeron erróneamente que César estaría agradecido y apoyaría a Ptolomeo contra su hermana Cleopatra. Al saber de su suerte, César estalló en lágrimas, tanto por la muerte de un cónsul romano, su antiguo amigo y yerno, como por haber perdido la oportunidad de ofrecerle su perdón.Los romanos quedaron atrapados en Alejandría por unos vientos desfavorables, y César empezó a poner orden en los asuntos de Egipto, haciendo y deshaciendo a su antojo. Se instaló junto con sus tropas en el palacio real, un complejo de edificios fortificados que ocupaba casi una cuarta parte de la ciudad de Alejandría. Desde este bastión empezó a exigir exorbitantes cantidades de dinero, y anunció que dirimiría la guerra civil entre Ptolomeo y su hermana.