La conquista de la Nueva Granada es uno de los mayores hitos en la historia de las conquistas, y la hazaña de Gonzalo Jiménez de Quesada es una epopeya difícilmente superada por todas las que han sido. Jiménez de Quesada fue el único conquistador letrado que llegó a la América en los primeros tiempos. Abogado, usó la ley cuantas veces pudo; guerrero, usó la espada cuantas veces fue necesario; pero la espada y la pluma fueron sus divisas más conocidas. Así, sus hazañas son sólo comparables a las de Cortés y Pizarro. En general, he tratado de seguir fielmente lo que fue aquella epopeya y mis comentarios a lo largo de la obra están fundamentados en las crónicas que dejaron los españoles sobre las prácticas abominables que encontraron en América, v.gr., la antropofagia, el sacrificio de niños, la crueldad de los caciques con su propio pueblo y el sistema esclavista existente de unas tribus sometidas a otras, lo cual explica que con sólo un puñado de hombres, Quesada pudiera conquistar tan vasto territorio. Ninguna duda cabe que la conquista fue un hecho traumático y hasta cierto punto feroz, como suele suceder en todas las guerras que en el mundo han sido; pero tampoco me cabe duda alguna de que desde el contexto mundial, todo sumado y considerado, fue la menos traumática y sangrienta de las conquistas, aunque sólo se tenga en cuenta la asimilación del indígena a la cultura europea por virtud del mestizaje. El lector disfrutará de una obra que despejará toda duda acerca de la bondad de la conquista española de la actual Colombia.
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