Los detectives Richard Thompson y Shimon Wheija, después de terminada la instalación de su nuevo despacho de detectives privados, y, ante la inminente llegada de las navidades, deciden pasar unos días de vacaciones en una cabaña en las Ouachita Mountains, propiedad de Richard y dedicarse a pescar truchas.
De camino al aeropuerto de La Guardia encuentran el cadáver de un hombre. Denuncian el caso a un agente de policía del mismo aeropuerto, que les llevará ante un teniente de policía de la Metropolitana. Una cajita de cerillas en la que se anuncia un club nocturno, hará que se impliquen en una investigación que solo les dará problemas con unos mafiosos traficantes de drogas que los quieren matar, y una agenda llena de nombres, cifras de dinero que marean y cantidades de heroína afgana, les hará entrar en contacto con terroristas árabes que quieren atentar contra la Torres Gemelas.
A día de hoy, después de haber terminado esta novela, sigue habiendo muchos puntos oscuros y muchas preguntas que hacerse sobre el ataque al World Trade Center de Nueva York debido a los silencios y ocultaciones por parte del Gobierno de los Estados Unidos en los informes oficiales emitidos por los diversos departamentos gubernamentales que los realizaron, por lo que cabe hacerse las siguientes preguntas:
––¿Tenían conocimiento previo del ataque terrorista las diferentes agencias de seguridad nacional?
––¿Protegieron la CIA y el FBI, a través del fiscal federal del estado, Anthony Anderson, a los terroristas que planificaron y ejecutaron el ataque a las Torres Gemelas?
––¿Cayeron las Torres Gemelas como consecuencia del impacto de los aviones contra ellas, o fueron demolidas premeditadamente con alguna pequeña carga nuclear, con consentimiento del Gobierno de los Estados Unidos?
––¿Por qué no despegó ningún caza de la Fuerza Aérea, de ninguna base militar próxima, para interceptar a ninguno de los aviones secuestrados?
––¿Por qué el informe final de la Comisión del 11S silencia datos importantes que podrían haber cambiado el resultado del mismo?
––¿Tuvieron algo que ver los servicios secretos israelíes con la demolición de las Torres Gemelas?
––¿Cómo pudieron caer las torres sobre su propia base si no hubo demolición controlada?
––¿Pueden tener razón los investigadores que se afirman en la Teoría de la Conspiración?
El autor desvela en esta novela unos hechos que, sin asumir totalmente la autenticidad de los informes emitidos por departamentos gubernamentales, científicos o privados, sin duda crearán incertidumbre en torno a la veracidad –o no– de las imágenes que emitieron las cadenas de televisión de todo el mundo sobre el ataque al World Trade Center y lo que se nos hizo creer
De camino al aeropuerto de La Guardia encuentran el cadáver de un hombre. Denuncian el caso a un agente de policía del mismo aeropuerto, que les llevará ante un teniente de policía de la Metropolitana. Una cajita de cerillas en la que se anuncia un club nocturno, hará que se impliquen en una investigación que solo les dará problemas con unos mafiosos traficantes de drogas que los quieren matar, y una agenda llena de nombres, cifras de dinero que marean y cantidades de heroína afgana, les hará entrar en contacto con terroristas árabes que quieren atentar contra la Torres Gemelas.
A día de hoy, después de haber terminado esta novela, sigue habiendo muchos puntos oscuros y muchas preguntas que hacerse sobre el ataque al World Trade Center de Nueva York debido a los silencios y ocultaciones por parte del Gobierno de los Estados Unidos en los informes oficiales emitidos por los diversos departamentos gubernamentales que los realizaron, por lo que cabe hacerse las siguientes preguntas:
––¿Tenían conocimiento previo del ataque terrorista las diferentes agencias de seguridad nacional?
––¿Protegieron la CIA y el FBI, a través del fiscal federal del estado, Anthony Anderson, a los terroristas que planificaron y ejecutaron el ataque a las Torres Gemelas?
––¿Cayeron las Torres Gemelas como consecuencia del impacto de los aviones contra ellas, o fueron demolidas premeditadamente con alguna pequeña carga nuclear, con consentimiento del Gobierno de los Estados Unidos?
––¿Por qué no despegó ningún caza de la Fuerza Aérea, de ninguna base militar próxima, para interceptar a ninguno de los aviones secuestrados?
––¿Por qué el informe final de la Comisión del 11S silencia datos importantes que podrían haber cambiado el resultado del mismo?
––¿Tuvieron algo que ver los servicios secretos israelíes con la demolición de las Torres Gemelas?
––¿Cómo pudieron caer las torres sobre su propia base si no hubo demolición controlada?
––¿Pueden tener razón los investigadores que se afirman en la Teoría de la Conspiración?
El autor desvela en esta novela unos hechos que, sin asumir totalmente la autenticidad de los informes emitidos por departamentos gubernamentales, científicos o privados, sin duda crearán incertidumbre en torno a la veracidad –o no– de las imágenes que emitieron las cadenas de televisión de todo el mundo sobre el ataque al World Trade Center y lo que se nos hizo creer