ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO (1828-1897), uno de los políticos decisivos durante el siglo XIX español, ya que fue el artífice de la Restauración borbónica instaurada tras el golpe de estado de Martínez Campos y como consecuencia del mismo fue nombrado Presidente del Gobierno, promulgando durante su mandato la Constitución de 1876, que prevé una alternancia en el poder entre el partido liberal-conservador, dirigido por el propio Cánovas, y el partido liberal-fusionista liderado por Práxedes Mateo Sagasta. La fórmula dio una cierta estabilidad al régimen pero no sobrevivió a su fundador, esencialmente a causa de la ausencia de un verdadero fundamento democrático. Murió asesinado en 1897 por el anarquista italiano Angiolillo. Entonces las Cortes se disolvieron y las próximas elecciones dieron una cómoda mayoría al partido de Sagasta, mientras que el partido conservador se escindió. En tales circunstancias sonó la demoledora campanada de 1898.
“Historia de la decadencia de España, desde el advenimiento de Felipe III al Trono hasta la muerte de Carlos II” (1854), destaca por su modernidad en el enfoque histórico centrado en las cuestiones económicas, atribuyendo la decadencia del Imperio a la despoblación, agravada por el descubrimiento de América, y a la penuria de la Hacienda Pública, así como a la prioridad acordada a la actividad bélica desde los tiempos de la Reconquista.
“Historia de la decadencia de España, desde el advenimiento de Felipe III al Trono hasta la muerte de Carlos II” (1854), destaca por su modernidad en el enfoque histórico centrado en las cuestiones económicas, atribuyendo la decadencia del Imperio a la despoblación, agravada por el descubrimiento de América, y a la penuria de la Hacienda Pública, así como a la prioridad acordada a la actividad bélica desde los tiempos de la Reconquista.