La rivalidad entre Francia y Alemania arrastró Europa a un sistema de alianzas que envolvía todo el continente y los imperios coloniales, las grandes potencias se lanzaron a una carrera armamentista destinando gran parte de sus reservas a la inversión de la industria de armamento y al fomento del ejército, todo este excesivo gasto militar desembocaría a la larga en quiebras nacionales. Todo ello dio lugar a un complejo sistema de alianzas en las que las naciones se hallaban en conflicto sin estar en guerra. El mundo caminaba, consciente, hacia una guerra que debería ser la "Guerra para acabar con todas las Guerras".
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