Valencia ha sido reconquistada un año antes pero la zona sigue sin estar pacificada. Las continuas cabalgadas y aceifas, según fueran cristianas o sarracenas, se suceden en unos territorios delimitados por un quimérico Pacto firmado entre el Rey D. Jaime I de Aragón y el valí de Valencia, el moro Zayyan.
Los almogávares, tropas de choque cristianas, combaten con singular bravura y son la punta de lanza de los Ejércitos Cruzados. Desaparece, por tanto, la idea de ser huestes mercenarias para emerger la verdadera razón de la lucha de estas tropas peninsulares. Son gentes que combaten por la Cruz y por Hispania. Estos personajes proceden de diversos lugares patrios. Los hay vascos, asturianos, catalanes, gallegos o castellanos, en fin, gentes de todas las partes de la España profunda.
Un suceso ocurrido en una de esas razzias, la captura por parte sarracena de un caballero templario, sobrino del Maestre de la Orden, desencadenará unos sucesos que cambiarán la Historia. Los extraños hechos ocurrirán durante el ataque cristiano al castillo de Chío, en Luchente, Valencia. Lugar donde creían se encontraba el cautivo.
Allí, durante un desproporcionado ataque sarraceno, se producirá un espectacular prodigio, conocido como El Milagro de los Corporales. Celebrándose desde aquel año una Fiesta cristiana en Honor al Cuerpo de Cristo. Un par de siglos después y, por otros portentos ocurridos en Europa de parecida índole, la Fiesta se institucionalizará con el nombre del Corpus Christi.
Los almogávares, tropas de choque cristianas, combaten con singular bravura y son la punta de lanza de los Ejércitos Cruzados. Desaparece, por tanto, la idea de ser huestes mercenarias para emerger la verdadera razón de la lucha de estas tropas peninsulares. Son gentes que combaten por la Cruz y por Hispania. Estos personajes proceden de diversos lugares patrios. Los hay vascos, asturianos, catalanes, gallegos o castellanos, en fin, gentes de todas las partes de la España profunda.
Un suceso ocurrido en una de esas razzias, la captura por parte sarracena de un caballero templario, sobrino del Maestre de la Orden, desencadenará unos sucesos que cambiarán la Historia. Los extraños hechos ocurrirán durante el ataque cristiano al castillo de Chío, en Luchente, Valencia. Lugar donde creían se encontraba el cautivo.
Allí, durante un desproporcionado ataque sarraceno, se producirá un espectacular prodigio, conocido como El Milagro de los Corporales. Celebrándose desde aquel año una Fiesta cristiana en Honor al Cuerpo de Cristo. Un par de siglos después y, por otros portentos ocurridos en Europa de parecida índole, la Fiesta se institucionalizará con el nombre del Corpus Christi.