Si las personas se detuvieran a leer atentamente la etiqueta de la mayoría de los productos de la cosmética industrial que consumen a diario y descubrieran las implicaciones negativas que esos ingredientes tóxicos tienen para la salud de toda la familia y los estudios científicos que así lo certifican, nadie dudaría en sustituirlos por una cosmética bio o cosmética natural. Todo el mundo la consumiría.
Numerosas voces expertas alrededor de todo el mundo se preocupan por el impacto en la salud de las miles de sustancias químicas creadas en laboratorios en el último siglo. Sustancias que, con apenas unos meses de pruebas y estudios científicos que cojean, se lanzan al mercado en miles de productos de cosmética industrial, sin saber cuál es su impacto real en la salud de las y los consumidores a largo plazo.
Investigar en profundidad cómo funciona la regulación legal de estas sustancias e ingredientes tóxicos usados por la cosmética industrial y cuáles son los parámetros por los que se rigen las pruebas de seguridad resulta verdaderamente aterrador, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de la población desconoce estos aspectos.
¿Por qué se utilizan ingredientes tóxicos?
Para que un producto determinado tenga una textura, un olor y una caducidad cómodas para el público en general, se incluyen en su fórmula un sinfín de aditivos y sustancias químicas creadas en laboratorio que son verdaderos ingredientes tóxicos. ¿Por qué? Por dos razones fundamentales:
Cuando se crea algo en un laboratorio, la patente proporciona grandes cantidades de dinero al fabricante. Piensa que cuando algo es natural, ofrecido por la naturaleza, no se puede patentar.
Resulta mucho más barato para un fabricante elaborar sustancias conservantes, colorantes o emulsionantes en un laboratorio que recolectarlas de la naturaleza con procedimientos ecológicos.
En primer lugar, es esencial que aprendamos a detectar los ingredientes más tóxicos de la cosmética industrial, y las implicaciones que tienen en la salud su uso continuado (cada día, cada mes, cada año, junto con miles de productos que usamos a la vez). En segundo lugar, ahora más que nunca, es necesario que aprendamos a leer las etiquetas y cómo distinguir los productos de calidad.
El hecho de que un producto lleve de todo, menos aquello que nos sirve es en sí, es desolador. Pero lo peor es que esos otros componentes son, en su mayoría, altamente tóxicos para la salud, y cada vez hay más profesionales que denuncian el aumento de enfermedades de todo tipo relacionadas con estos ingredientes tóxicos.
¡Qué miedo! Así es como se regulan las sustancias
Para poder sacar al mercado un nuevo producto, hay que pasar ciertos trámites administrativos. Todos pensamos que estamos a salvo porque las administraciones velan por nuestra salud, pero si investigas mínimamente, te darás cuenta de que esto parece ser una utopía. Nosotras no somos políticas ni científicas y, por lo tanto, no hemos experimentado de primera mano estos procesos, pero leyendo y escuchando a quienes sí lo han vivido se nos ponen los pelos de punta. La ley dice claramente que no se pueden utilizar en cosmética productos o ingredientes tóxicos, o que puedan producir cáncer. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa.
La mayoría de fabricantes incluyen en sus productos elementos o ingredientes que no es necesario especificar, o utilizan varios componentes que juntos sí crean sustancias cancerígenas. Te ponemos como ejemplo el caso de Johnson & Johnson, que en 2011 prometió retirar del mercado los productos de bebés que contuvieran elementos que pudieran provocar cáncer, como el Quaternium 15 (liberador de formaldehido, considerado oficialmente cancerígeno). O Mercadona, que retiró algunas cremas de la marca Deliplús por contener Bronopol y Trietanolamina, que juntas crean Nitrosaminas (consideradas también cancerígenas).
Las autoridades saben que estas sustancias o ingredientes son tóxicos, pero las permiten.
Numerosas voces expertas alrededor de todo el mundo se preocupan por el impacto en la salud de las miles de sustancias químicas creadas en laboratorios en el último siglo. Sustancias que, con apenas unos meses de pruebas y estudios científicos que cojean, se lanzan al mercado en miles de productos de cosmética industrial, sin saber cuál es su impacto real en la salud de las y los consumidores a largo plazo.
Investigar en profundidad cómo funciona la regulación legal de estas sustancias e ingredientes tóxicos usados por la cosmética industrial y cuáles son los parámetros por los que se rigen las pruebas de seguridad resulta verdaderamente aterrador, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de la población desconoce estos aspectos.
¿Por qué se utilizan ingredientes tóxicos?
Para que un producto determinado tenga una textura, un olor y una caducidad cómodas para el público en general, se incluyen en su fórmula un sinfín de aditivos y sustancias químicas creadas en laboratorio que son verdaderos ingredientes tóxicos. ¿Por qué? Por dos razones fundamentales:
Cuando se crea algo en un laboratorio, la patente proporciona grandes cantidades de dinero al fabricante. Piensa que cuando algo es natural, ofrecido por la naturaleza, no se puede patentar.
Resulta mucho más barato para un fabricante elaborar sustancias conservantes, colorantes o emulsionantes en un laboratorio que recolectarlas de la naturaleza con procedimientos ecológicos.
En primer lugar, es esencial que aprendamos a detectar los ingredientes más tóxicos de la cosmética industrial, y las implicaciones que tienen en la salud su uso continuado (cada día, cada mes, cada año, junto con miles de productos que usamos a la vez). En segundo lugar, ahora más que nunca, es necesario que aprendamos a leer las etiquetas y cómo distinguir los productos de calidad.
El hecho de que un producto lleve de todo, menos aquello que nos sirve es en sí, es desolador. Pero lo peor es que esos otros componentes son, en su mayoría, altamente tóxicos para la salud, y cada vez hay más profesionales que denuncian el aumento de enfermedades de todo tipo relacionadas con estos ingredientes tóxicos.
¡Qué miedo! Así es como se regulan las sustancias
Para poder sacar al mercado un nuevo producto, hay que pasar ciertos trámites administrativos. Todos pensamos que estamos a salvo porque las administraciones velan por nuestra salud, pero si investigas mínimamente, te darás cuenta de que esto parece ser una utopía. Nosotras no somos políticas ni científicas y, por lo tanto, no hemos experimentado de primera mano estos procesos, pero leyendo y escuchando a quienes sí lo han vivido se nos ponen los pelos de punta. La ley dice claramente que no se pueden utilizar en cosmética productos o ingredientes tóxicos, o que puedan producir cáncer. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa.
La mayoría de fabricantes incluyen en sus productos elementos o ingredientes que no es necesario especificar, o utilizan varios componentes que juntos sí crean sustancias cancerígenas. Te ponemos como ejemplo el caso de Johnson & Johnson, que en 2011 prometió retirar del mercado los productos de bebés que contuvieran elementos que pudieran provocar cáncer, como el Quaternium 15 (liberador de formaldehido, considerado oficialmente cancerígeno). O Mercadona, que retiró algunas cremas de la marca Deliplús por contener Bronopol y Trietanolamina, que juntas crean Nitrosaminas (consideradas también cancerígenas).
Las autoridades saben que estas sustancias o ingredientes son tóxicos, pero las permiten.