"¿Qué ciudadano de formación media o media-baja (y estos últimos cada vez son más gracias a nuestro sistema educativo) podría sustraerse al embeleso de términos y expresiones como solución habitacional, sostenibilidad, fomento del emprendimiento en el colectivo de mujeres y personas jóvenes, centro bioclimático para la formación y el fomento del empleo en las energías renovables y el medio ambiente o animación geriátrica? ¿No se siente usted mismo seducido por tan tecnificado lenguaje? ¿No es lógico pensar que quien auspicia, fomenta y exige la utilización del mismo sabe lo que dice aunque nosotros, pobres mortales, no lo comprendamos porque tenemos menor formación que los que saben ? ¿No sería fácil, por otro lado, sospechar que ese lenguaje en realidad no dice nada o dice lo que siempre se ha dicho aunque de manera retorcida para ocultar la realidad? ¿Es que se puede proponer un estilo de gobernar a golpe de un nuevo diccionario ? Este es, fundamentalmente, el trabajo de un disidente. De un disidente que no se conforma con que el poder caprichoso (pero también oscuro, manipulador y malintencionado) decida motu proprio, y arrogándose un derecho que no le pertenece, cambiar la realidad a su antojo a través de la manipulación de la lengua común de todos los españoles. ¡Para eso no me esforcé yo en aprender español!"
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