En esta fantasía, Furia, el aparente protagonista tiene mucho en común con el Dios nórdico Odín, con San Nicolás y, por supuesto, con el famoso Papá Noel. Su amado corcel Escurridizo se asemeja grandemente al caballo de ocho patas de Odín, el legendario Sleipnir (cuya madre era Svadilfari, cuyo nombre significa viajero desafortunado). Y Garra, la bestia que acompaña a San Nicolás tiene algunas analogías con el famoso Krampus.
Lo que les sucede a estos personajes en esta historia tiene poca leyenda y mucha entelequia, por lo que el lector no debe buscar la verdad absoluta en ella; sólo los breves razonamientos matemáticos que aparecen son dignos de ser creídos (en especial los del capítulo 5). Esta falta de fidelidad a las leyendas reales tiene su razón de ser: Todos estos personajes, aún estando en primer plano, no son los protagonistas de esta historia. El último capítulo revelará por qué es así; sólo al final del relato el lector comprenderá el título del libro. Es allí donde una fugaz aparición del verdadero protagonista da un sentido navideño al relato.
Lo que les sucede a estos personajes en esta historia tiene poca leyenda y mucha entelequia, por lo que el lector no debe buscar la verdad absoluta en ella; sólo los breves razonamientos matemáticos que aparecen son dignos de ser creídos (en especial los del capítulo 5). Esta falta de fidelidad a las leyendas reales tiene su razón de ser: Todos estos personajes, aún estando en primer plano, no son los protagonistas de esta historia. El último capítulo revelará por qué es así; sólo al final del relato el lector comprenderá el título del libro. Es allí donde una fugaz aparición del verdadero protagonista da un sentido navideño al relato.