No puedes encararte con el destino… y, ahora, tampoco con Álex.
Ella siempre ha temido dos cosas: perderse a sí misma en el Despertar y que le den el Elixir, pero el amor siempre ha sido más fuerte que el destino y Aiden St. Delphi está dispuesto a declararles la guerra a los dioses —y a la propia Álex— para conseguir que vuelva a ser ella.
Los dioses han matado a miles de personas y podrían destruir ciudades enteras en su intento de evitar que Seth consiga el poder de Álex y se convierta en el Asesino de Dioses. Pero romper la conexión entre Álex y Seth no es el único problema; hay algunas lagunas en la teoría de «un Apollyon no puede ser destruido» y la única persona que puede detener la destrucción absoluta está muerta desde hace siglos.
Abrirse paso a través de las barreras que guardan el Inframundo, buscar un alma entre millones y, de alguna manera, volver será bastante duro. Álex puede conseguir evitar que Seth se convierta en Asesino de Dioses… o puede terminar siéndolo ella.
Ella siempre ha temido dos cosas: perderse a sí misma en el Despertar y que le den el Elixir, pero el amor siempre ha sido más fuerte que el destino y Aiden St. Delphi está dispuesto a declararles la guerra a los dioses —y a la propia Álex— para conseguir que vuelva a ser ella.
Los dioses han matado a miles de personas y podrían destruir ciudades enteras en su intento de evitar que Seth consiga el poder de Álex y se convierta en el Asesino de Dioses. Pero romper la conexión entre Álex y Seth no es el único problema; hay algunas lagunas en la teoría de «un Apollyon no puede ser destruido» y la única persona que puede detener la destrucción absoluta está muerta desde hace siglos.
Abrirse paso a través de las barreras que guardan el Inframundo, buscar un alma entre millones y, de alguna manera, volver será bastante duro. Álex puede conseguir evitar que Seth se convierta en Asesino de Dioses… o puede terminar siéndolo ella.