“El fantasma del caserón de Nuñoa era el secre-
to de Doña Felicia. Lo había visto por primera
vez hacía veinte años, cuando colgaba el vestido
de terciopelo en el closet de su dormitorio...”.
Así comienza la historia de una singular pareja
de detectives: una anciana —considerada por
muchos como una vieja chiflada— y Arthur
Henry Williams, su querido fantasma inglés.
Once casos en los que el lector tendrá todos los
datos para dilucidar quién es el culpable.
Santiago, La Serena, Valdivia, Frutillar, y tam-
bién el tren de París a Madrid, sirven de escena-
rio a distintos y entretenidos episodios que pon-
drán a prueba el poder de educación de los
lectores. Para resolverlos, sólo tendrán que leer
con mucha atención y ser tan sagaces como
Doña Felicia.
to de Doña Felicia. Lo había visto por primera
vez hacía veinte años, cuando colgaba el vestido
de terciopelo en el closet de su dormitorio...”.
Así comienza la historia de una singular pareja
de detectives: una anciana —considerada por
muchos como una vieja chiflada— y Arthur
Henry Williams, su querido fantasma inglés.
Once casos en los que el lector tendrá todos los
datos para dilucidar quién es el culpable.
Santiago, La Serena, Valdivia, Frutillar, y tam-
bién el tren de París a Madrid, sirven de escena-
rio a distintos y entretenidos episodios que pon-
drán a prueba el poder de educación de los
lectores. Para resolverlos, sólo tendrán que leer
con mucha atención y ser tan sagaces como
Doña Felicia.