Las vicisitudes de Sara Crewe mantienen al lector en ascuas hasta el final; así son las historias que cuenta Frances Hodgson Burnett.
El capitán Crewe, padre de Sara, acompaña a su hija de siete años a Londres, Inglaterra, para ingresarla en un internado que le habían recomendado unas amistades. Vivían en la India y el capitán Crewe quería que su hija se educara en Londres. Sara era huérfana de madre y se había criado sin ella, quizá por eso tenía un talante responsable y una compostura que eran más propios de una niña de más edad. Al padre le gustaba hablar con su hija porque siempre le hacía ver las cosas de otra manera y le animaba.
Como consecuencia de las preocupaciones por la pérdida de la inversión que hizo de todo su dinero, en un negocio propuesto por su mejor amigo, y que no prosperó, el capitán Crewe enfermó y murió víctima, además, de la fiebre tropical, dejando a Sara en el más absoluto desamparo a los 11 años.
El capitán Crewe, padre de Sara, acompaña a su hija de siete años a Londres, Inglaterra, para ingresarla en un internado que le habían recomendado unas amistades. Vivían en la India y el capitán Crewe quería que su hija se educara en Londres. Sara era huérfana de madre y se había criado sin ella, quizá por eso tenía un talante responsable y una compostura que eran más propios de una niña de más edad. Al padre le gustaba hablar con su hija porque siempre le hacía ver las cosas de otra manera y le animaba.
Como consecuencia de las preocupaciones por la pérdida de la inversión que hizo de todo su dinero, en un negocio propuesto por su mejor amigo, y que no prosperó, el capitán Crewe enfermó y murió víctima, además, de la fiebre tropical, dejando a Sara en el más absoluto desamparo a los 11 años.