Todos nosotros hemos disfrutado, en un momento u otro de nuestra niñez, con los relatos e historias que nos han explicado nuestros padres, familiares y profesores. Ahora que somos nosotros los encargados de adoptar este rol, ¿por qué no adquirir el conocimiento necesario para hacer de nuestras narraciones experiencias únicas?
Imagine por un momento la satisfacción que puede llegar a sentir cuando ese niño, al que hoy le explica una historia, dentro de unos años comenté sobre Vd. que era una persona que ¡narraba los cuentos de una manera inolvidable!
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