Esta colección de poemas es como un puente que se dirige, siempre, a ese lugar en donde no se está: allá; para los transterrados, en eso se convierte la existencia. Después de hacer vida y plantar raíces en otra tierra, el individuo deja de sentirse en casa y, sea donde sea que se encuentre, añora lo que queda del otro lado. Keiselim A. Montás ha vivido más de la mitad de su vida fuera de su país natal, en un transtierro lingüístico y corporal, pero conscientemente ha mantenido una estrecha relación con su lengua materna. El llevar un diario, en castellano, ha sido una forma práctica de mantener ese lazo o puente con la otra orilla.
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