LA GRAN NOVELA SOBRE EL MADRID DE 1953, CUANDO LA POSGUERRA NOS MOSTRABA UN MADRID EN BLANCO Y NEGRO. En la pensión de doña Amelia la vida late por debajo de una España sometida. En la calle, el anticipo del eco de las botas militares que se disponen a celebrar la victoria franquista parece acallar los sonidos de la vida; pero dentro, el roce humano se convierte, inevitablemente, en un hervidero de pasiones y esperanzas.
Mientras tanto, Ernesto Bacigalupe, un anarquista español que viene de Francia, recorre las calles de la capital abrumado por el peso de la historia, que pretende cargar sobre sus espaldas. Ha decidido matar a Franco y aclarar así el horizonte de España; pero no sabe, ni imagina siquiera, que es el pasado lo que le acecha a la vuelta de la esquina: en la pensión de doña Amelia le espera la hija a la que abandonó hace años.
“Gómez Rufo ha levantado un Madrid con ribetes de zarzuela, presencia real y agobiante de un régimen que está exultante y un mundo de pensiones con aromas de potaje de garbanzos. Hay en toda la novela, que se lee de un tirón, un homenaje al cine español de la época y hay también, en ocasiones, una esperpentización de situaciones que tiene mucho que ver, en la coralidad, con el cine de Berlanga, que Gómez Rufo tan bien conoce, y con el humor negro.” Javier Goñi. El País.
“Un poco de todo lo que se espera de una novela interesante, entretenida y bien contada.”
Pilar Castro. ABC.
“Una novela impecable. De una estructura perfecta, doliente, pero cálida, por momentos estremecedora, siempre audaz y reveladora.” Nelson Marra. Interviú.
“Retrato complejo de un tiempo, de una ciudad, de una gente, al ritmo trepidante que le impone esta novela excelente llena de derrotas.” Levante.
“En aquel exquisito diccionario de su alma que Ernesto Sábato publicó en 1945 con el título de Uno y el universo, escribía este argentino imborrable: “La gloria se equivoca casi siempre y rara vez se adquiere por motivos que podrían justificarla”. Hoy quería recordar tan atinada sentencia para aplicarla a uno de los más rotundos, talentosos y brillantes narradores de nuestro país (...) Y para corroborar tal afirmación, hace pocas semanas que ha aparecido en las mesas de novedades de nuestras librerías su última novela, El desfile de la Victoria, espléndida muestra de su genio como fabulador. (...) ésta no es una obra policial o de superficiales trazos. Lo que les acabo de referir es sólo una hebra del fino estambre de la narración, pues Gómez Rufo tiene la habilidad y el saber literario de no empobrecer su novela reduciéndola a su esqueleto fabulístico. Antes bien, se preocupa por introducir en ella unos personajes densos, bien urdidos, creíbles, matizados (...) Cada personaje tiene su historia, y todas nos las cuenta el autor; pero no para rellenar la novela (es un artificio que Gómez Rufo no necesita), sino para que los sintamos como seres auténticos, vivos, reales. Y la verdad es que lo consigue siempre. Si a todo lo expuesto se le une que esta novela contiene una de las mejores descripciones de una muerte que yo recuerdo haber leído jamás (la de don Jesús, huésped de la pensión de doña Amelia), y que se remata con uno de los finales más sobrecogedores de la novelística española, se deduce que este libro magnífico se une a ese particular desfile de la Victoria que es la producción entera de Antonio Gómez Rufo. Rubén Castillo Gallego. La Verdad (Murcia).
Mientras tanto, Ernesto Bacigalupe, un anarquista español que viene de Francia, recorre las calles de la capital abrumado por el peso de la historia, que pretende cargar sobre sus espaldas. Ha decidido matar a Franco y aclarar así el horizonte de España; pero no sabe, ni imagina siquiera, que es el pasado lo que le acecha a la vuelta de la esquina: en la pensión de doña Amelia le espera la hija a la que abandonó hace años.
“Gómez Rufo ha levantado un Madrid con ribetes de zarzuela, presencia real y agobiante de un régimen que está exultante y un mundo de pensiones con aromas de potaje de garbanzos. Hay en toda la novela, que se lee de un tirón, un homenaje al cine español de la época y hay también, en ocasiones, una esperpentización de situaciones que tiene mucho que ver, en la coralidad, con el cine de Berlanga, que Gómez Rufo tan bien conoce, y con el humor negro.” Javier Goñi. El País.
“Un poco de todo lo que se espera de una novela interesante, entretenida y bien contada.”
Pilar Castro. ABC.
“Una novela impecable. De una estructura perfecta, doliente, pero cálida, por momentos estremecedora, siempre audaz y reveladora.” Nelson Marra. Interviú.
“Retrato complejo de un tiempo, de una ciudad, de una gente, al ritmo trepidante que le impone esta novela excelente llena de derrotas.” Levante.
“En aquel exquisito diccionario de su alma que Ernesto Sábato publicó en 1945 con el título de Uno y el universo, escribía este argentino imborrable: “La gloria se equivoca casi siempre y rara vez se adquiere por motivos que podrían justificarla”. Hoy quería recordar tan atinada sentencia para aplicarla a uno de los más rotundos, talentosos y brillantes narradores de nuestro país (...) Y para corroborar tal afirmación, hace pocas semanas que ha aparecido en las mesas de novedades de nuestras librerías su última novela, El desfile de la Victoria, espléndida muestra de su genio como fabulador. (...) ésta no es una obra policial o de superficiales trazos. Lo que les acabo de referir es sólo una hebra del fino estambre de la narración, pues Gómez Rufo tiene la habilidad y el saber literario de no empobrecer su novela reduciéndola a su esqueleto fabulístico. Antes bien, se preocupa por introducir en ella unos personajes densos, bien urdidos, creíbles, matizados (...) Cada personaje tiene su historia, y todas nos las cuenta el autor; pero no para rellenar la novela (es un artificio que Gómez Rufo no necesita), sino para que los sintamos como seres auténticos, vivos, reales. Y la verdad es que lo consigue siempre. Si a todo lo expuesto se le une que esta novela contiene una de las mejores descripciones de una muerte que yo recuerdo haber leído jamás (la de don Jesús, huésped de la pensión de doña Amelia), y que se remata con uno de los finales más sobrecogedores de la novelística española, se deduce que este libro magnífico se une a ese particular desfile de la Victoria que es la producción entera de Antonio Gómez Rufo. Rubén Castillo Gallego. La Verdad (Murcia).