Catherine Simone Maynes es detective privada, oficio que engloba actividades colaterales que incluyen, básicamente, todo aquello que precise la presencia de una chica con pistola. Es cínica, con un sentido del humor algo oscuro y unas aficiones que oscilan entre sexo, alcohol, sexo, alcohol, sexo y sexo. No siempre fue así. En su pasado hay un lamentable suceso que cambió su vida y que la hizo huir de su ciudad natal para recalar en Océano, donde empezó de cero e hizo nuevos amigos, los cuales mantienen una consideración de Cate que oscila entre gatita desvalida y la más soberana de las imbéciles.
En este primer caso, Elora, matriarca del clan Brust, considerada una de las familias más ricas del país, acude a Cate porque está siendo víctima de un chantaje que implica a la pequeña de sus hijas. Elora no busca más que silenciar y cerrar el asunto discretamente y contrata a Cate para que haga de intermediaria, entregue el dinero y se asegure de conseguir las pruebas. Lo que en principio podía parecer un caso fácil de resolver, se complica conforme Cate se va adentrando en la investigación, implicando de un modo imprevisto a su roto corazón.