Glaide ha logrado por fin terminar su entrenamiento, sabe manejar la espada, su maestro le ha escuchado y respondido a sus preguntas para así ayudarle a crecer y adquirir un poco de sabiduría, sus conocimientos del mundo han aumentado gracias a Ralon y Koeris, su percepción mas correcta de lo que le rodea junto con las personas que ha encontrado en el camino le han llevado a ver al Destructor y Galadria de forma distinta, y ha comprendido que ese discernimiento le permitirá ser mas eficaz en su búsqueda, incluso si esto le ocasione también algo de tristeza y de miedo.
El tiempo de volver al camino ha llegado. Primera etapa: encontrarse con sus amigos. Para hacerlo, y a pesar de las advertencias de su maestro, Glaide va en dirección a Zakorth, la única ciudad de las Tierras Conocidas en manos del enemigo, pero sobre todo el único lugar donde piensa que puede obtener información sobre sus tres compañeros…
Confiando en el futuro y en sus nuevas capacidades, el joven va a descubrir que, incluso si lo que le espera una vez llegado a su destino es muy diferente a lo que había venido a buscar, va por primera vez a reclamar su sitio en Galadria y eligiendo deliberadamente como reaccionar a las situaciones que implican a otros además de a él, probando que ya no es el adolescente entusiasta que ignora estar afectado por los sucesos o las instrucciones de su maestro y cuyas decisiones ya no le afectan. Y es por tanto Glaide y no el Destructor quien les ayudará y de quien se acordarán…
Cuando su decisión de ayudar a una desconocida a volver a su casa, es para él la oportunidad de alejarse voluntariamente de su búsqueda, durante un tiempo al menos. Va entonces a descubrir que otra vida es posible, lejos de su aventura y de los tormentos que esta implica, y al darse cuenta de esto tendrá que elegir, proseguir o no la búsqueda del Destructor… Sea cual sea la decisión, deberá asumir la responsabilidad y hacer frente a las con
El tiempo de volver al camino ha llegado. Primera etapa: encontrarse con sus amigos. Para hacerlo, y a pesar de las advertencias de su maestro, Glaide va en dirección a Zakorth, la única ciudad de las Tierras Conocidas en manos del enemigo, pero sobre todo el único lugar donde piensa que puede obtener información sobre sus tres compañeros…
Confiando en el futuro y en sus nuevas capacidades, el joven va a descubrir que, incluso si lo que le espera una vez llegado a su destino es muy diferente a lo que había venido a buscar, va por primera vez a reclamar su sitio en Galadria y eligiendo deliberadamente como reaccionar a las situaciones que implican a otros además de a él, probando que ya no es el adolescente entusiasta que ignora estar afectado por los sucesos o las instrucciones de su maestro y cuyas decisiones ya no le afectan. Y es por tanto Glaide y no el Destructor quien les ayudará y de quien se acordarán…
Cuando su decisión de ayudar a una desconocida a volver a su casa, es para él la oportunidad de alejarse voluntariamente de su búsqueda, durante un tiempo al menos. Va entonces a descubrir que otra vida es posible, lejos de su aventura y de los tormentos que esta implica, y al darse cuenta de esto tendrá que elegir, proseguir o no la búsqueda del Destructor… Sea cual sea la decisión, deberá asumir la responsabilidad y hacer frente a las con