Nikolay Variliof, Rey de los Eternos, sueña con apuntalar su posición de supremacía respecto a los reinos vecinos. Para ello valora casar a su única hija, Mireia, con el príncipe del más poderoso reino de más allá del mar, Arjak, primogénito de Aarón el Grande.
Los engaños de unos provocan los actos de otros, haciendo que los destinos de Reyes y súbditos se entrelacen, se separen y se crucen bailando al son que les marca la codicia, la fortuna o los Dioses.
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