“Me llamo Elena Ayllón y acabo de morir”. Así arranca la historia de la protagonista, que es relatada por su amiga Jimena García de la Fuente y por ella misma.
Nacidas en Valladolid, ambas crecen en la España franquista, a la vera de familias afines al régimen. Paulatinamente van tomando conciencia de la realidad de su país. Elena por obra y gracia de su amigo Jose Luis Suárez, hijo de caciques, rojo convencido y el primer gran amor de su vida, despierta su pasión por la literatura y la libertad.
En los ochenta conoce, en Madrid, a su amiga del alma, Jimena, la dueña del pub Strawberry Fields y desde entonces sus vidas van a ir enlazadas en las alegrías y las penas, la salud y la enfermedad…
En “A través del Universo” se dan cita hechos históricos, vividos e inventados, de la España de la dictadura, con fogonazos de recuerdos de la Guerra Civil y la posguerra; de “aquellos maravillosos ochenta” de “La Movida Madrileña” que hacía enloquecer, con su música y su marcha, y donde el que no estaba colocado, se tenía que colocar. Hasta la realidad de hoy, con su crisis incluida.
Ana Vázquez nos adentra de manera inteligente y amena en una reflexión sobre la muerte, la enfermedad, la maternidad impuesta y, sobre todo, con la música que acompaña siempre a la novela nos ofrece un canto a la dignidad y a la esperanza.
Nacidas en Valladolid, ambas crecen en la España franquista, a la vera de familias afines al régimen. Paulatinamente van tomando conciencia de la realidad de su país. Elena por obra y gracia de su amigo Jose Luis Suárez, hijo de caciques, rojo convencido y el primer gran amor de su vida, despierta su pasión por la literatura y la libertad.
En los ochenta conoce, en Madrid, a su amiga del alma, Jimena, la dueña del pub Strawberry Fields y desde entonces sus vidas van a ir enlazadas en las alegrías y las penas, la salud y la enfermedad…
En “A través del Universo” se dan cita hechos históricos, vividos e inventados, de la España de la dictadura, con fogonazos de recuerdos de la Guerra Civil y la posguerra; de “aquellos maravillosos ochenta” de “La Movida Madrileña” que hacía enloquecer, con su música y su marcha, y donde el que no estaba colocado, se tenía que colocar. Hasta la realidad de hoy, con su crisis incluida.
Ana Vázquez nos adentra de manera inteligente y amena en una reflexión sobre la muerte, la enfermedad, la maternidad impuesta y, sobre todo, con la música que acompaña siempre a la novela nos ofrece un canto a la dignidad y a la esperanza.