Las nuevas memorias de Julieta Muñoz vuelven a estar entreveradas de música, como lo estuvieron en su texto danzante Tarareando en clave al son de los ’70. A mayor drama narrativo, mayor delicadeza musical: esta vez Bellini y de Mozart puntean la trama, como si la autora se viera precisada a entonar con dulzura de bálsamo las palabras que tejen la urdimbre de su vida, generosa en congojas. Palabras salvíficas y redentoras: volvemos a acompañar a Julieta Victoria en su recorrido a lo largo de la ciudad voluble de su psique profunda en proceso de revelación.
Luce López Baralt
Luce López Baralt