Katherine Kenton es una estrella inestable y en decadencia a lo Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Con unos ojos que matarían de envidia a la mismísima Elizabeth Taylor y el apetito sexual de Catalina la Grande, Kenton es una caricatura de la famosa actriz. Neurótica y alcoholizada, recluida en lujosas mansiones, amada por millones que solo conocen su imagen y esclava de su desesperada necesidad de ser amada, la vida de la actriz es manejada hábilmente por su incansable sirvienta, Hazie, que también es la narradora de la novela. Cuando entra en escena Webster Carlton Westward III, que corteja a Katherine descaradamente, Hazie, que sospecha de las intenciones del donjuán, se siente amenazada y decide emplearse a fondo para destruir la relación.
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