En el Volumen 2 del libro Al Filo de mi Pluma, la escritora nos ofrece una recopilación de sus opiniones relacionadas con temas y valores religiosos y humanos. Experiencias de importantes personalidades sobre la fe cristiana, la Iglesia Católica y situaciones que hacen evidente la existencia de Dios.
También encontramos diversos artículos sobre la igualdad o desigualdad de género, el feminismo y el valor físico y espiritual de las mujeres, su valioso e inconmensurable papel como madres y esposas, cuya recompensa es el mantenimiento de la unidad y valores familiares.
Su oposición al aborto es total. Estimula a las mujeres a ennoblecerse con el papel de madres y esposas. Hace duras críticas a quienes apoyan el aborto. Defiende a esos pequeños seres humanos, quienes comienzan su vida al momento de la fecundación.
Dedica una sección completa a la juventud y la importancia de que ésta reciba una educación sexual, que no se fundamente solamente en evitar los embarazos, sino que oriente sobre la necesidad de reconocer en las personas del sexo opuestos, a seres racionales, dignos de ser amados y respetados y no ser vistos como simples objetos de placer.
Elogia fuertemente a los jóvenes que se acercan a Dios y su representante en la tierra, el Papa, y que han participado en Jornadas Mundiales, demostrando su amor y veneración a Jesucristo y les pide que sigan ese camino para encontrar significado a sus vidas.
Y, finalmente, nos lleva por el mundo de sus recuerdos, de la época que la vio crecer, de su familia, de los cambios vertiginosos de los que ha sido testigo durante sus más de setenta años de vida. De sus orgullos como madre, como abuela, de su relación con la juventud y con importantes personalidades contemporáneas.
También encontramos diversos artículos sobre la igualdad o desigualdad de género, el feminismo y el valor físico y espiritual de las mujeres, su valioso e inconmensurable papel como madres y esposas, cuya recompensa es el mantenimiento de la unidad y valores familiares.
Su oposición al aborto es total. Estimula a las mujeres a ennoblecerse con el papel de madres y esposas. Hace duras críticas a quienes apoyan el aborto. Defiende a esos pequeños seres humanos, quienes comienzan su vida al momento de la fecundación.
Dedica una sección completa a la juventud y la importancia de que ésta reciba una educación sexual, que no se fundamente solamente en evitar los embarazos, sino que oriente sobre la necesidad de reconocer en las personas del sexo opuestos, a seres racionales, dignos de ser amados y respetados y no ser vistos como simples objetos de placer.
Elogia fuertemente a los jóvenes que se acercan a Dios y su representante en la tierra, el Papa, y que han participado en Jornadas Mundiales, demostrando su amor y veneración a Jesucristo y les pide que sigan ese camino para encontrar significado a sus vidas.
Y, finalmente, nos lleva por el mundo de sus recuerdos, de la época que la vio crecer, de su familia, de los cambios vertiginosos de los que ha sido testigo durante sus más de setenta años de vida. De sus orgullos como madre, como abuela, de su relación con la juventud y con importantes personalidades contemporáneas.