Este volumen contiene dos obras maestras de Alejandro Dumas que garantizan muchas horas de entretenimiento inolvidable: El conde de Montecristo y Los tres mosqueteros
El Conde de Montecristo
El conde de Montecristo es una sólida novela de aventuras. Naufragios, mazmorras, fugas, ejecuciones, asesinatos, traiciones, envenenamientos, suplantaciones de personalidad, un niño enterrado vivo, una joven resucitada, catacumbas, contrabandistas, bandoleros, tesoros, amoríos, reveses de fortuna, golpes de teatro, todo para crear una atmósfera irreal, extraordinaria, fantástica, a la medida del superhombre que se mueve en ella. Y todo ello arropado en una novela de costumbres, digna de medirse con las contemporáneas de Balzac. Pero, además, toda la obra gira en torno a una idea moral: el mal debe ser castigado. El conde, desde esa altura que le da la sabiduría, la riqueza y el manejo de los hilos de la trama, se erige en «la mano de Dios» para repartir premios y castigos y vengar su juventud y su amor destrozados. A veces, cuando hace milagros para salvar al justo de la muerte, el lector se sobrecoge de emoción. Otras, cuando asesta los implacables hachazos de la venganza, nos sentimos estremecidos. En definitiva, una novela que nos atrapa de principio a fin.
Los Tres Mosqueteros
En compañía de sus inseparables amigos, d`Artagnan es mosquetero del rey Luis XIII y declarado enemigo de la guardia del Cardenal Richelieu. Un día, la reina regala a su amante, el inglés Buckingham, herretes de diamantes. Enterado Richelieu, sugiere al celoso rey la idea de pedir a Ana de Austria que luzca estas joyas en el próximo baile de la corte. Ésta, desesperada, confía su secreto a su ayudante de cámara, Constance Bonacieux. D`Artagnan, enamorado de la bella Constance, arrastra a sus tres compañeros a Inglaterra para recuperar las joyas. Perseguidos por la guardia de Richelieu, los mosqueteros deben enfrentarse a Milady, una espía implacable. A pesar de todo, la bravura de d`Artagnan le permitirá devolver las joyas a la Reina.
El Conde de Montecristo
El conde de Montecristo es una sólida novela de aventuras. Naufragios, mazmorras, fugas, ejecuciones, asesinatos, traiciones, envenenamientos, suplantaciones de personalidad, un niño enterrado vivo, una joven resucitada, catacumbas, contrabandistas, bandoleros, tesoros, amoríos, reveses de fortuna, golpes de teatro, todo para crear una atmósfera irreal, extraordinaria, fantástica, a la medida del superhombre que se mueve en ella. Y todo ello arropado en una novela de costumbres, digna de medirse con las contemporáneas de Balzac. Pero, además, toda la obra gira en torno a una idea moral: el mal debe ser castigado. El conde, desde esa altura que le da la sabiduría, la riqueza y el manejo de los hilos de la trama, se erige en «la mano de Dios» para repartir premios y castigos y vengar su juventud y su amor destrozados. A veces, cuando hace milagros para salvar al justo de la muerte, el lector se sobrecoge de emoción. Otras, cuando asesta los implacables hachazos de la venganza, nos sentimos estremecidos. En definitiva, una novela que nos atrapa de principio a fin.
Los Tres Mosqueteros
En compañía de sus inseparables amigos, d`Artagnan es mosquetero del rey Luis XIII y declarado enemigo de la guardia del Cardenal Richelieu. Un día, la reina regala a su amante, el inglés Buckingham, herretes de diamantes. Enterado Richelieu, sugiere al celoso rey la idea de pedir a Ana de Austria que luzca estas joyas en el próximo baile de la corte. Ésta, desesperada, confía su secreto a su ayudante de cámara, Constance Bonacieux. D`Artagnan, enamorado de la bella Constance, arrastra a sus tres compañeros a Inglaterra para recuperar las joyas. Perseguidos por la guardia de Richelieu, los mosqueteros deben enfrentarse a Milady, una espía implacable. A pesar de todo, la bravura de d`Artagnan le permitirá devolver las joyas a la Reina.