Historia, amor, misterio, viaje, amistad... Todo eso y mucho más hay en la novela.
Alexandra Rey de Suecia sorprende no solo por el contenido, también por la forma en que está escrita, poco convencional.
En este caso el resultado llama la atención por avanzar la narración en tres partes que van desarrollándose por sí mismas y al tiempo entrelazándose, observándose, para concluir en un sola al final.
Resulta fresca y amena la lectura y crece el interés conforme vas leyendo.
Verónica vive en Madrid, compra un libro que lee en parte con su amiga Ana, conforme lee va haciendo comentarios que llegarán a ser motivo de discusión con su amiga. La lectura la lleva a la decisión de ir a Suecia. Tenemos ahí una parte.
Otra es sin duda la historia de la reina Cristina de Suecia, Alexandra, una mujer rompedora de moldes en su tiempo, incluso hoy daría pie a muchos titulares si hubiera vivido en esta época. Transgresora, diferente en casi todo, ambigua y con amplios conocimientos de todo tipo y en especial filosóficos. Intervino en la política internacional sin ser ya reina. Renunció al trono y vivió libre.
La tercera parte es la que encabeza Rosa que viaja a Suecia de vacaciones y nos relata el recorrido, a la par va desgranando la historia de la Reina y la suya propia, más todas las vivencias que la llevan a dar un cambio radical en su vida. Ella es la que escribe el libro que lee Verónica.
Los personajes son actuales, creíbles y también sus vidas.
No solo tenemos una amplia muestra de una biografía muy interesante, aunque no sea completa y narrada por Rosa que no es historiadora ni lo pretende. También el relato de un viaje por Suecia que invita a visitar ese país. El romanticismo está muy presente en las historias de amor de las protagonistas y todo ello entrelazado con las conversaciones de los personajes que van analizando y sacando conclusiones de lo que fue la vida de la reina Cristina de Suecia y cómo les ha influido.
Una novela no solo para entretener, es algo más, y ese más lo da esa mujer que dejó en el aire la duda de que lo fuera, que fue libre desde que nació y murió liberada, o por lo menos así lo dijo.
Alexandra Rey de Suecia sorprende no solo por el contenido, también por la forma en que está escrita, poco convencional.
En este caso el resultado llama la atención por avanzar la narración en tres partes que van desarrollándose por sí mismas y al tiempo entrelazándose, observándose, para concluir en un sola al final.
Resulta fresca y amena la lectura y crece el interés conforme vas leyendo.
Verónica vive en Madrid, compra un libro que lee en parte con su amiga Ana, conforme lee va haciendo comentarios que llegarán a ser motivo de discusión con su amiga. La lectura la lleva a la decisión de ir a Suecia. Tenemos ahí una parte.
Otra es sin duda la historia de la reina Cristina de Suecia, Alexandra, una mujer rompedora de moldes en su tiempo, incluso hoy daría pie a muchos titulares si hubiera vivido en esta época. Transgresora, diferente en casi todo, ambigua y con amplios conocimientos de todo tipo y en especial filosóficos. Intervino en la política internacional sin ser ya reina. Renunció al trono y vivió libre.
La tercera parte es la que encabeza Rosa que viaja a Suecia de vacaciones y nos relata el recorrido, a la par va desgranando la historia de la Reina y la suya propia, más todas las vivencias que la llevan a dar un cambio radical en su vida. Ella es la que escribe el libro que lee Verónica.
Los personajes son actuales, creíbles y también sus vidas.
No solo tenemos una amplia muestra de una biografía muy interesante, aunque no sea completa y narrada por Rosa que no es historiadora ni lo pretende. También el relato de un viaje por Suecia que invita a visitar ese país. El romanticismo está muy presente en las historias de amor de las protagonistas y todo ello entrelazado con las conversaciones de los personajes que van analizando y sacando conclusiones de lo que fue la vida de la reina Cristina de Suecia y cómo les ha influido.
Una novela no solo para entretener, es algo más, y ese más lo da esa mujer que dejó en el aire la duda de que lo fuera, que fue libre desde que nació y murió liberada, o por lo menos así lo dijo.