La nutrición es una de las disciplinas médicas que registran más cambios; es decir, lo que hoy se postula como válido puede que no sirva en los próximos años, porque algún investigador se encarga de rebatir los argumentos con datos clínicos. Pero es, precisamente, de este dinamismo de donde nacen los avances que se van produciendo y el que estemos ante una especialidad en continuo cambio.
En todo caso, la avalancha de información generada en los últimos años sobre la nutrición -normalmente estamos bien alimentados, pero mal nutridos - y las propiedades de los alimentos, ha provocado bastante desinformación. “Uno de los objetivos principales”, “es desterrar esas modas que aseguran que abusando de uno o determinados alimentos se previenen enfermedades o se pierden kilos fácilmente. Y es imprescindible que la población general sepa que lo único que garantiza un buen estado de salud es el equilibrio nutricional”.
Para lograrlo, es fundamental adquirir una serie de conocimientos básicos sobre qué son los alimentos y los nutrientes, por qué y en qué cantidades los necesita nuestro organismo.
Las posibilidades genéticas se ven modificadas por una serie de factores ambientales y el más importante es la nutrición, aunque también influyen el estado de salud, el entorno afectivo, el ambiente socioeconómico o el clima, por poner sólo algunos ejemplos; y la hormona de crecimiento actúa como regulador indispensable en este proceso.
En realidad, los nutrientes son todas aquellas sustancias que son esenciales para mantener la salud del organismo, pero que el cuerpo no es capaz de sintetizar por sí mismo. De esta forma, la única manera de adquirirlas es a través de los alimentos.
Para mantener nuestra salud a tono, necesitamos ingerir energía y, además, que nuestra dieta diaria incluya alrededor de 50 nutrientes. Todas estas sustancias deben provenir de hidratos de carbono, lípidos (grasas), proteínas, vitaminas y minerales. En una dieta equilibrada, las proteínas deben aportar un 15 % de la energía, mientras que las grasas no deben sobrepasar el 30-35 %.
Por lo que respecta a vitaminas y minerales, lo forman una legión de 13 y 20 sustancias, respectivamente, que no suministran energía al organismo, pero que controlan funciones tan importantes de éste como la formación de huesos y dientes o para, en el caso de las vitaminas, la transformación de los alimentos en energía.
La fibra, por su parte, es un componente de la dieta que contiene celulosa e hidratos de carbono no digeribles, puesto que no se absorben. Pan integral, verduras y frutas son los principales proveedores alimentarios.
Incluir un vaso de leche entera sola o acompañada de cacao, fruta - a ser posible lavada pero sin pelar para conservar las vitaminas de la cáscara-, un trozo de pan bañado con aceite de oliva, con azúcar, sal o miel, según el gusto de cada cual. Si no se quiere fruta, se puede tomar un zumo y también tomarse cereales o galletas enriquecidas con fibra.
En todo caso, la avalancha de información generada en los últimos años sobre la nutrición -normalmente estamos bien alimentados, pero mal nutridos - y las propiedades de los alimentos, ha provocado bastante desinformación. “Uno de los objetivos principales”, “es desterrar esas modas que aseguran que abusando de uno o determinados alimentos se previenen enfermedades o se pierden kilos fácilmente. Y es imprescindible que la población general sepa que lo único que garantiza un buen estado de salud es el equilibrio nutricional”.
Para lograrlo, es fundamental adquirir una serie de conocimientos básicos sobre qué son los alimentos y los nutrientes, por qué y en qué cantidades los necesita nuestro organismo.
Las posibilidades genéticas se ven modificadas por una serie de factores ambientales y el más importante es la nutrición, aunque también influyen el estado de salud, el entorno afectivo, el ambiente socioeconómico o el clima, por poner sólo algunos ejemplos; y la hormona de crecimiento actúa como regulador indispensable en este proceso.
En realidad, los nutrientes son todas aquellas sustancias que son esenciales para mantener la salud del organismo, pero que el cuerpo no es capaz de sintetizar por sí mismo. De esta forma, la única manera de adquirirlas es a través de los alimentos.
Para mantener nuestra salud a tono, necesitamos ingerir energía y, además, que nuestra dieta diaria incluya alrededor de 50 nutrientes. Todas estas sustancias deben provenir de hidratos de carbono, lípidos (grasas), proteínas, vitaminas y minerales. En una dieta equilibrada, las proteínas deben aportar un 15 % de la energía, mientras que las grasas no deben sobrepasar el 30-35 %.
Por lo que respecta a vitaminas y minerales, lo forman una legión de 13 y 20 sustancias, respectivamente, que no suministran energía al organismo, pero que controlan funciones tan importantes de éste como la formación de huesos y dientes o para, en el caso de las vitaminas, la transformación de los alimentos en energía.
La fibra, por su parte, es un componente de la dieta que contiene celulosa e hidratos de carbono no digeribles, puesto que no se absorben. Pan integral, verduras y frutas son los principales proveedores alimentarios.
Incluir un vaso de leche entera sola o acompañada de cacao, fruta - a ser posible lavada pero sin pelar para conservar las vitaminas de la cáscara-, un trozo de pan bañado con aceite de oliva, con azúcar, sal o miel, según el gusto de cada cual. Si no se quiere fruta, se puede tomar un zumo y también tomarse cereales o galletas enriquecidas con fibra.