Cuando "Amar bajo el Terror" llegó a nuestras manos, hace aproximadamente un año, en seguida comprendimos que era un libro que teníamos que publicar. Y utilizo "comprender" en lugar de "decidir" con pleno convencimiento. Supongo que se nos podría aplicar la popular frase de "eso se lo dirás a todas", pero en este caso se juntaban varias circunstancias que lo hacían verdaderamente especial.
Por un lado, el problema de la violencia de género sigue siendo una importante lacra social en nuestro país. No sé si alguien me lo podría rebatir con estadísticas en la mano, pero la sensación que tenemos es la de que en un país, en el que en los últimos años hemos logrado reducir la siniestralidad por tráfico hasta una tercera parte de su volumen, no hay forma de bajar significativamente
las cifras de mujeres que cada año fallecen o son gravemente heridas a manos de sus compañeros. Y no creo que sea una comparación superficial porque, en ambos casos, con matices, claro, depende fundamentalmente de una combinación entre mentalización cívica y temor a una posible sanción realmente dura.
Por otra parte, es habitual escuchar comentarios, no ya de cualquier idiota al que le funciona la lengua, o el dedo en el teclado, más rápido que el cerebro, sino lo que es peor, en la calle, en los comentarios de noticias de la prensa electrónica, en personas poco sospechosas de dificultad de razonar, incluso de "progres" y gente de izquierdas, que minimizan la gravedad del problema cuando no revierten el mismo en acusaciones hacia las mujeres por "utilizar" en sus conflictos de pareja unas leyes "demasiado protectoras" para ellas y sus intereses.
"Amar bajo el terror", ha sido publicado en EEUU y ahora llega por primera vez a España en una versión íntegra del original, que nos sorprenderá en su realismo y crudeza.
Por un lado, el problema de la violencia de género sigue siendo una importante lacra social en nuestro país. No sé si alguien me lo podría rebatir con estadísticas en la mano, pero la sensación que tenemos es la de que en un país, en el que en los últimos años hemos logrado reducir la siniestralidad por tráfico hasta una tercera parte de su volumen, no hay forma de bajar significativamente
las cifras de mujeres que cada año fallecen o son gravemente heridas a manos de sus compañeros. Y no creo que sea una comparación superficial porque, en ambos casos, con matices, claro, depende fundamentalmente de una combinación entre mentalización cívica y temor a una posible sanción realmente dura.
Por otra parte, es habitual escuchar comentarios, no ya de cualquier idiota al que le funciona la lengua, o el dedo en el teclado, más rápido que el cerebro, sino lo que es peor, en la calle, en los comentarios de noticias de la prensa electrónica, en personas poco sospechosas de dificultad de razonar, incluso de "progres" y gente de izquierdas, que minimizan la gravedad del problema cuando no revierten el mismo en acusaciones hacia las mujeres por "utilizar" en sus conflictos de pareja unas leyes "demasiado protectoras" para ellas y sus intereses.
"Amar bajo el terror", ha sido publicado en EEUU y ahora llega por primera vez a España en una versión íntegra del original, que nos sorprenderá en su realismo y crudeza.