Vladimir Maiakovski cuenta su extraordinario viaje hasta América
"Odio Nueva York los domingos. Alrededor de las diez de la mañana un oficinista, sin ponerse los pantalones, se sienta delante de la ventana con un diario de un centenar de páginas. Primero lee durante una hora la sección de anuncios publicitarios, después de la publicidad, hojea la sección de robos y asesinatos."
En el apogeo de su gloria el poeta ruso Vladimir Maiakovski deja Moscú para ir a América. Un viaje soñado pero interrumpido y aplazado muchas veces debido a las dificultades para obtener el permiso de entrada. El viaje durará tres meses, de julio a octubre de 1925. Maiakovski describe con gran riqueza de detalles sus impresiones: los dieciocho días de navegación, su paso por La Habana, la violencia y las corridas sangrientas de México y finalmente su entrada en Estados Unidos, verdadero objetivo del viaje, y no solo porque es el primer poeta de la Rusia soviética en visita “oficial” en el imperio del capitalismo, sino también porque el poeta futurista cantó Chicago antes de conocerlo, adora Broadway y considera las estaciones de Nueva York “una de las vistas más majestuosas del mundo”.
Un relato para descubrir la América en el siglo XIX a través de los ojos de un poeta ruso
SOBRE EL AUTOR
Vladimir Maiakovski (1893-1930), el poeta de la Revolución de Octubre, inicia su carrera literaria como ilustrador junto a los cubofuturistas. Personalidad prepotente y animada por un gusto extremo por la provocación: memorables sus disfraces y escandalosas actuaciones en las veladas futuristas. Después de la revolución trabajó en la Rosta, agencia telegráfica rusa, realizando carteles de propaganda y eslóganes. En 1923 asume la dirección de la revista Lef (Frente de Izquierda de las artes). Cada vez más solo en un mundo que sentía ajeno se suicida en 1930.
EXTRACTO
Mi último viaje: Moscú, Königsberg (por aire), Berlín, París, Saint-Nazaire, Gijón, Santander, el cabo de La Coruña (España), La Habana (la isla de Cuba), Veracruz, la Ciudad de México, Laredo (México), Nueva York, Chicago, Filadelfia, Detroit, Pittsburgh, Cleveland (los Estados Unidos de América del Norte), El Havre, París, Berlín, Riga, Moscú.
Necesito viajar. Para mí, el contacto con todo lo que respira vida sustituye casi a la lectura de libros. El viaje emociona al lector de hoy. En lugar de historias ficticias, supuestamente curiosas, sobre temas, imágenes y metáforas aburridas, surgen experiencias interesantes por sí solas.
He vivido demasiado poco como para describir los detalles de una forma correcta y pormenorizada. He vivido lo bastante poco como para retratar fielmente los rasgos generales.
"Odio Nueva York los domingos. Alrededor de las diez de la mañana un oficinista, sin ponerse los pantalones, se sienta delante de la ventana con un diario de un centenar de páginas. Primero lee durante una hora la sección de anuncios publicitarios, después de la publicidad, hojea la sección de robos y asesinatos."
En el apogeo de su gloria el poeta ruso Vladimir Maiakovski deja Moscú para ir a América. Un viaje soñado pero interrumpido y aplazado muchas veces debido a las dificultades para obtener el permiso de entrada. El viaje durará tres meses, de julio a octubre de 1925. Maiakovski describe con gran riqueza de detalles sus impresiones: los dieciocho días de navegación, su paso por La Habana, la violencia y las corridas sangrientas de México y finalmente su entrada en Estados Unidos, verdadero objetivo del viaje, y no solo porque es el primer poeta de la Rusia soviética en visita “oficial” en el imperio del capitalismo, sino también porque el poeta futurista cantó Chicago antes de conocerlo, adora Broadway y considera las estaciones de Nueva York “una de las vistas más majestuosas del mundo”.
Un relato para descubrir la América en el siglo XIX a través de los ojos de un poeta ruso
SOBRE EL AUTOR
Vladimir Maiakovski (1893-1930), el poeta de la Revolución de Octubre, inicia su carrera literaria como ilustrador junto a los cubofuturistas. Personalidad prepotente y animada por un gusto extremo por la provocación: memorables sus disfraces y escandalosas actuaciones en las veladas futuristas. Después de la revolución trabajó en la Rosta, agencia telegráfica rusa, realizando carteles de propaganda y eslóganes. En 1923 asume la dirección de la revista Lef (Frente de Izquierda de las artes). Cada vez más solo en un mundo que sentía ajeno se suicida en 1930.
EXTRACTO
Mi último viaje: Moscú, Königsberg (por aire), Berlín, París, Saint-Nazaire, Gijón, Santander, el cabo de La Coruña (España), La Habana (la isla de Cuba), Veracruz, la Ciudad de México, Laredo (México), Nueva York, Chicago, Filadelfia, Detroit, Pittsburgh, Cleveland (los Estados Unidos de América del Norte), El Havre, París, Berlín, Riga, Moscú.
Necesito viajar. Para mí, el contacto con todo lo que respira vida sustituye casi a la lectura de libros. El viaje emociona al lector de hoy. En lugar de historias ficticias, supuestamente curiosas, sobre temas, imágenes y metáforas aburridas, surgen experiencias interesantes por sí solas.
He vivido demasiado poco como para describir los detalles de una forma correcta y pormenorizada. He vivido lo bastante poco como para retratar fielmente los rasgos generales.