Es el verano. John y Penélope, una pareja de treintañeros, dejando Indianápolis se unan al sol del Mississippi. Se han reservado un hogar Mobil en un gran camping situado junto al mar. Pero cuando llegan, John parece estar interesado en la anfitriona, una chica de rara belleza. Este último, por su parte, sigue marcando Penélope. Este intercambio de vista interrumpe los años treinta, que intrigados por esta misteriosa belleza joven y seductora, querrán rápidamente volver a cruzar la carretera. Por fortuna, el azar hace a menudo cosas ...
Extracto :
- Mi turno para ser honesto contigo ", dijo Kirsten. Yo puedo ?
- Te lo ruego.
- Creo que eres maravillosa con esta camiseta. Tu cuerpo es una maravilla.
Penélope rió nervioso, y se atrevió a ocultar su nerviosismo:
- Me imagino que golpear en mí.
- Esa es la impresión que le doy? Kirsten pedido sorpresa.
- No, yo ... yo estaba bromeando.
Kirsten se levantó del asiento, bajo la atenta mirada de Penélope. La guapa rubia se acercó y se sentó a su lado. Las dos mujeres se encontraban al lado del otro. Esta vez, Penélope sintió un sofoco invadir. Ella tenía fiebre, esta cerca de la perturbada. Penélope se quedó inmóvil, con los brazos a lo largo del cuerpo. Ella no tenía nada que decir, ella estaba tan abrumado por la situación. Kirsten, ella estaba en plena posesión de sus facultades. Ella lanzó su huésped que famosa mirada de fuego, que ya tuvo su efecto. Penélope, hechizado por la gran sueca, la miraba, parece ser objeto de sus deseos. Kirsten llevó lentamente su rostro al de Penélope, que no estaba tratando de deshacerse de su abrazo.
Extracto :
- Mi turno para ser honesto contigo ", dijo Kirsten. Yo puedo ?
- Te lo ruego.
- Creo que eres maravillosa con esta camiseta. Tu cuerpo es una maravilla.
Penélope rió nervioso, y se atrevió a ocultar su nerviosismo:
- Me imagino que golpear en mí.
- Esa es la impresión que le doy? Kirsten pedido sorpresa.
- No, yo ... yo estaba bromeando.
Kirsten se levantó del asiento, bajo la atenta mirada de Penélope. La guapa rubia se acercó y se sentó a su lado. Las dos mujeres se encontraban al lado del otro. Esta vez, Penélope sintió un sofoco invadir. Ella tenía fiebre, esta cerca de la perturbada. Penélope se quedó inmóvil, con los brazos a lo largo del cuerpo. Ella no tenía nada que decir, ella estaba tan abrumado por la situación. Kirsten, ella estaba en plena posesión de sus facultades. Ella lanzó su huésped que famosa mirada de fuego, que ya tuvo su efecto. Penélope, hechizado por la gran sueca, la miraba, parece ser objeto de sus deseos. Kirsten llevó lentamente su rostro al de Penélope, que no estaba tratando de deshacerse de su abrazo.