Torero de arte, esteta y clásico, Antonio Chenel Antoñete supo al mismo tiempo mantener una estrecha relación con su tiempo, su ciudad y su plaza —Madrid y Las Ventas—. Durante una de sus múltiples reapariciones se produjo la explosión de la movida madrileña, a la que no fue ajeno y en la que entabló amistad con sus protagonistas más taurinos. Durante una larga conversación con el periodista Javier Manzano, Antoñete relata en primera persona su visión del toreo, que en él es su visión de la vida, y ofrece una tauromaquia completa en la que describe cómo hay que enfrentarse a una corrida, desde el paseíllo hasta el momento de entrar a matar.
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