Este trabajo pretende hacer y generar una reflexión sobre los nuevos objetos de conocimiento que han surgido desde la antropología ambiental, destacando los riesgos inherentes a las formas opresoras y depredadoras de hacer ciencia en algunos sectores de la institucionalidad ambiental. Se espera que el mismo permita dar pautas para ajustar estos modelos mentales que se vienen dando en la planificación y ordenamiento del territorio y en la gestión ambiental.
Su realización ha sido posible gracias a mi experiencia en la investigación ambiental en Colombia dentro los ámbitos públicos y privados, la cual me ha permitido emprender el documento y, más allá del trabajo de campo, generar una discusión teórica sobre la relación objetividad-subjetividad y los modelos mentales de corte materialista que se constituyen en una cosmovisión empobrecedora de la realidad.
Mi tesis plantea que estos esquemas mentales, que se perfilan como estructuras psíquicas excluyentes, han sido determinantes en el atraso civilizador (Ver Cárdenas, Felipe, 2000c, 2000b, 2000a, 2002, 20003, 2004, 2005a, 2005b).
de la humanidad (el desarrollo de elementos, conceptos y argumentos de una ciencia humana incluyente, queda para futuros trabajos, aunque de manera implícita, abro canales para el diálogo en ese sentido, para lo cual remito a la obra de Raimon Pannikkar, 1999). Al ser múltiples las vivencias que se refieren a la opresión de los modelos de ciencia de corte reduccionista-totalitarios, que dictaminan, bajo la lógica del silenciamiento, una forma única y excluyente de hacer ciencia, he pensa do que es necesario hacer una reflexión crítica y constructiva sobre ésta, con el fin de explorar terrenos más creativos y recursivos, que nos permitan superar los razonamientos dogmáticos que entienden la relación mundo-hombre-naturaleza exclusivamente desde las cosmologías experimentales y naturalistas que han desacralizado la vida y la realidad.
Dentro de la perspectiva de posibilitar la generación de nuevos objetos de conocimiento que están siendo ignorados, dejados de lado, no-reconocidos, e incluso violentados bajo los actuales lentes de observación de la realidad, por muy sistémicos que pretendan ser, nuestra intuición es que la humanidad adolece de remedios efectivos para superar la crisis y la conciencia de extinción que experimentan los seres vivos en el planeta, experiencia particularmente dolorosa para los mamíferos, otras especies y el ser humano.
Las ideas que expondré invitan a reflexionar críticamente sobre las relaciones entre lo objetivo y lo subjetivo, y sobre el descubrimiento de entidades de carácter espiritual que no son ni objetivas ni subjetivas. Las expresiones: “Dios es Espíritu” (revelación del Salvador a la Samaritana, Jn 4, 24); “El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Co 3, 17), revelan una dimensión de la realidad que no tiene cabida en los materialismos vulgares. Esta naturaleza espiritual es ignorada, desconocida y violentada por la visión secularista dominante, así dichas expresiones denoten un componente de la realidad ineludible para el conocimiento humano y la realización ética del hombre. Por ejemplo, ya Max Scheler (1938) se refiere al puesto del hombre en el cosmos, en donde lo espiritual es un componente objetivo de la realidad y no simplemente un capricho de la mente humana: “Espíritu es por tanto, objetividad; es la posibilidad de ser determinado por la manera de ser de de los objetos mismos. Y diremos que es sujeto o portador de espíritu aquel ser cuyo trato con la realidad exterior se ha invertido en sentido dinámicamente opuesto al del animal” . En ese sentido, queremos destacar la articulación de dimensiones que complementan las lecturas exclusivamente biologicistas, para identificar ese “mar” de las esencias, es decir, las regiones inmensas e ilimitadas de naturalezas de índole simbólica...
Su realización ha sido posible gracias a mi experiencia en la investigación ambiental en Colombia dentro los ámbitos públicos y privados, la cual me ha permitido emprender el documento y, más allá del trabajo de campo, generar una discusión teórica sobre la relación objetividad-subjetividad y los modelos mentales de corte materialista que se constituyen en una cosmovisión empobrecedora de la realidad.
Mi tesis plantea que estos esquemas mentales, que se perfilan como estructuras psíquicas excluyentes, han sido determinantes en el atraso civilizador (Ver Cárdenas, Felipe, 2000c, 2000b, 2000a, 2002, 20003, 2004, 2005a, 2005b).
de la humanidad (el desarrollo de elementos, conceptos y argumentos de una ciencia humana incluyente, queda para futuros trabajos, aunque de manera implícita, abro canales para el diálogo en ese sentido, para lo cual remito a la obra de Raimon Pannikkar, 1999). Al ser múltiples las vivencias que se refieren a la opresión de los modelos de ciencia de corte reduccionista-totalitarios, que dictaminan, bajo la lógica del silenciamiento, una forma única y excluyente de hacer ciencia, he pensa do que es necesario hacer una reflexión crítica y constructiva sobre ésta, con el fin de explorar terrenos más creativos y recursivos, que nos permitan superar los razonamientos dogmáticos que entienden la relación mundo-hombre-naturaleza exclusivamente desde las cosmologías experimentales y naturalistas que han desacralizado la vida y la realidad.
Dentro de la perspectiva de posibilitar la generación de nuevos objetos de conocimiento que están siendo ignorados, dejados de lado, no-reconocidos, e incluso violentados bajo los actuales lentes de observación de la realidad, por muy sistémicos que pretendan ser, nuestra intuición es que la humanidad adolece de remedios efectivos para superar la crisis y la conciencia de extinción que experimentan los seres vivos en el planeta, experiencia particularmente dolorosa para los mamíferos, otras especies y el ser humano.
Las ideas que expondré invitan a reflexionar críticamente sobre las relaciones entre lo objetivo y lo subjetivo, y sobre el descubrimiento de entidades de carácter espiritual que no son ni objetivas ni subjetivas. Las expresiones: “Dios es Espíritu” (revelación del Salvador a la Samaritana, Jn 4, 24); “El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Co 3, 17), revelan una dimensión de la realidad que no tiene cabida en los materialismos vulgares. Esta naturaleza espiritual es ignorada, desconocida y violentada por la visión secularista dominante, así dichas expresiones denoten un componente de la realidad ineludible para el conocimiento humano y la realización ética del hombre. Por ejemplo, ya Max Scheler (1938) se refiere al puesto del hombre en el cosmos, en donde lo espiritual es un componente objetivo de la realidad y no simplemente un capricho de la mente humana: “Espíritu es por tanto, objetividad; es la posibilidad de ser determinado por la manera de ser de de los objetos mismos. Y diremos que es sujeto o portador de espíritu aquel ser cuyo trato con la realidad exterior se ha invertido en sentido dinámicamente opuesto al del animal” . En ese sentido, queremos destacar la articulación de dimensiones que complementan las lecturas exclusivamente biologicistas, para identificar ese “mar” de las esencias, es decir, las regiones inmensas e ilimitadas de naturalezas de índole simbólica...